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Salvando la extinción
EL DÍA QUE
VENEZUELA SALVO A LOS JUDÍOS DE LA PERSECUCIÓN DE LOS NAZIS

Una madrugada de febrero de 1939 Puerto Cabello entero, con los faros de
sus automóviles encendidos, guiaron al barco de judíos perseguidos por
Hitler para poder atracar y salvar sus vidas. Venezuela siempre recibió
a los inmigrantes con los brazos abiertos. Uno de los casos más
emblemáticos y con un alto costo político y militar para Venezuela se
dio en 1938, durante el gobierno del general Eleazar López Contreras
(1935 y 1941); cuando dos barcos de bandera alemana, el Caribia y el
Koenigstein, partieron del puerto de Hamburgo con intenciones de atracar
en Trinidad y Barbados, con 251 judíos entre ambos barcos, todos llenos
de esperanza de encontrar refugio en América, pero ninguno de estos
barcos pudo atracar en sus destinos porque, antes de hacerlo, sus
permisos fueron revocados, pues ningún país quería problemas con el
poderoso Hitler.

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Otras naciones simplemente eran cómplices y les importaba poco que los
pasajeros a bordo fueran devueltos para encerrarlos en campos de
exterminio o simplemente fueran arrojados al mar, como era la bárbara
intención de Hitler. Por lo que algunos intentos de atracar en varios
países fueron irremediablemente negados. Fueron rechazados en la Guayana
Inglesa, Trinidad y Tobago, Barbados, República Dominicana, Brasil y
Curazao. Nadie quería a los judíos.
Pero Venezuela fue diferente, ya desde 1831, recién nacida la República,
el presidente José Antonio Páez promueve el primer decreto de
inmigración que facilitó la entrada de emigrantes europeos. Entonces a
inicios de 1939, el Caribia arriba a costas venezolanas por La Guaira,
puerto que le sirve a la ciudad de Caracas, y como la autorización de
atraque y desembarco no había llegado se dirige a Puerto Cabello, estado
Carabobo, y luego a la cercana isla de Aruba.
Los
pobladores que esperaban, enterados de las noticias, sorprendidos,
vieron partir al buque.

Pero navegando hacia Aruba, el capitán recibe la autorización del
gobierno venezolano y regresan a costas nacionales. Fueron muchas las
gestiones por salvar a esos viajeros. La comunidad judía en primer
lugar, también otras personalidades y organizaciones.
Pero una en
especial tuvo un efecto definitivo: los ruegos de la primera dama de
Venezuela, María Teresa Núñez Tovar de López Contreras, quien asombrada
por la insensibilidad de tantas naciones que negaron sus territorios a
tantas familias en desgracia convenció al su esposo, el presidente de
Venezuela, para que recibiera a los hijos de Abraham.
Fue la madrugada del 3 de febrero de 1939 que aquella gente, que venía
escapando del odio y la repulsión, presencia un hecho conmovedor: Puerto
Cabello salió de sus casas hacia el
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puerto y, con
los faros de sus automóviles encendidos, guiaron al barco que pudo
atracar.
Aquellos seres
humanos, cansados, desesperanzados y tristes por tanto desprecio, se
vieron recibidos por una muchedumbre en medio de aplausos y frutas.
Las luces
de camiones de pobladores y de las casas alumbraron su paso. Todos los
atribulados judíos fueron recibidos en las casas de los pobladores
venezolanos.
A los pocos días la primera dama envía un cargamento de víveres,
alimentos y enseres. Ambos buques fueron recibidos, sus pasajeros
acogidos con el cariño, la espontaneidad y la natural solidaridad que en
Venezuela siempre ha sido característico. A todos se les otorgó la
ciudadanía venezolana y la estadía indefinida. Todo esto, sin importar
la amenaza de la mayor potencia militar del momento: la Alemania de
Hitler.
Pronto salió en la prensa la lista de nombres de los judíos llegados al
país con sus correspondientes profesiones y oficios. Rápidamente
encontraron trabajos dignos y comenzaron a prosperar. Había médicos,
abogados, industriales, comerciantes, joyeros, relojeros, agricultores,
a todos les dio oportunidades el país.
Ahora son muchos venezolanos quienes tienen que emprender su propia
diáspora. Es por esto que cuando en nuestros países nos encontremos con
venezolanos exiliados tenemos que tratarlos con respeto y tratar de
ayudarlos como ellos ayudaron a nuestro pueblo.
Fuente: Personalidades judías de todos los tiempos.
"Hoy estamos aquí, Mañana no sabemos"

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