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Taiwán
retiene buque vinculado a China tras corte de cable submarino

Las autoridades de Taiwán han retenido un buque
de carga vinculado a China mientras investigan el daño a un
cable submarino en el estrecho de Formosa, una zona de alta
tensión geopolítica. El barco, identificado como Hong Tai 58,
cuenta con bandera de Togo y tripulación china.
La guardia costera taiwanesa desplegó tres barcos
para interceptarlo luego de recibir información de Chunghwa
Telecom, la mayor empresa de telecomunicaciones de la isla,
sobre el corte del cable. La embarcación se encontraba anclada
cerca del área donde ocurrió el daño desde el sábado en la noche
y, según las autoridades, ignoró siete intentos de contacto
antes de ser escoltada hasta el puerto de Anping.
El Ministerio de Asuntos Digitales de Taiwán ha asegurado que el
servicio de telecomunicaciones en la región no se ha visto
interrumpido, ya que las comunicaciones han sido redirigidas a
cables de respaldo. Sin embargo, el incidente ha incrementado la
preocupación por la presión que China ejerce sobre la isla a
través de lo que se conoce como actividades en "zona gris".
Las autoridades insulares han denunciado reiteradamente estas
prácticas, que incluyen desde sobrevuelos de globos hasta
dragado de arena en sus costas. Estos actos buscan desgastar al
gobierno de Taipéi sin llegar a un conflicto militar directo. La
posibilidad de que el corte del cable haya sido intencional no
está descartada y sigue bajo investigación.
El gobierno chino, por su parte, ha evitado pronunciarse sobre
el incidente. Lin Jian, portavoz del Ministerio de Relaciones
Exteriores de China, se limitó a decir que el tema no es de su
competencia. Mientras tanto, la tensión en la región persiste,
con Taiwán en alerta ante posibles nuevos incidentes que afecten
su seguridad y estabilidad.
Putin
aceptaría tropas de paz europeas en Ucrania, según Trump tras
reunión con Macron

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump,
sorprendió al declarar que Vladimir Putin no tendría
inconvenientes en aceptar la presencia de tropas de paz europeas
en Ucrania, siempre y cuando se logre un acuerdo de paz. La
declaración se dio en el marco de su reunión con el presidente
de Francia, Emmanuel Macron, en la Casa Blanca, donde
discutieron la posibilidad de que Francia y el Reino Unido
desplieguen soldados para garantizar la estabilidad del país
invadido por Rusia desde 2022.
Macron confirmó lo que en los últimos días se había filtrado:
tanto su país como el gobierno británico estarían dispuestos a
enviar miles de efectivos a Ucrania, aunque con la condición de
que no participen en combates ni se desplieguen cerca de la
frontera rusa. "Serían tropas para garantizar la soberanía
ucraniana y evitar nuevas tentaciones expansionistas", expresó
el mandatario francés, quien además manifestó su deseo de que
Estados Unidos brinde apoyo logístico, aunque sin involucrarse
directamente.
Cuando fue consultado sobre la postura del Kremlin frente a esta
iniciativa, Trump aseguró que Putin no se opondría. "Sí, él lo
aceptará", afirmó con seguridad. "Le hice esa pregunta
específicamente y no tiene ningún problema con eso", insistió.
La declaración resulta llamativa, ya que la narrativa rusa sobre
la invasión ha estado basada en la supuesta amenaza de la OTAN
en la región.
El encuentro entre Trump y Macron coincidió con la visita de
líderes europeos a Kiev, donde reafirmaron su apoyo al
presidente Volodímir Zelenski en medio de los ataques constantes
de Rusia. Mientras tanto, la administración de Trump ha mostrado
señales de querer suavizar su postura sobre Moscú, como en la
reciente votación de la ONU en la que Estados Unidos evitó
condenar abiertamente a Rusia como país agresor.
Desde Europa, las declaraciones del
expresidente estadounidense
han generado
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inquietud. Macron, sin confrontarlo
directamente, trató de enfatizar que "Putin no es de fiar" y que los
acuerdos de paz previos, como los de Minsk, fracasaron porque Rusia
nunca los cumplió. "No podemos repetir los mismos errores", advirtió.
A lo largo del encuentro, el
presidente francés adoptó una estrategia de elogios hacia Trump,
calificándolo como "amigo personal" y destacando la histórica alianza
entre Francia y Estados Unidos. Sin embargo, también lo corrigió en
varias oportunidades, como cuando el estadounidense insinuó que los
europeos solo han prestado dinero a Ucrania y no han hecho aportes
directos. "Para ser franco, pagamos el 60 % del esfuerzo total, con
préstamos, garantías y transferencias, al igual que Estados Unidos",
aclaró Macron.
Otro momento de tensión leve ocurrió
cuando el mandatario francés enfatizó que la guerra se mantiene porque
Rusia es la agresora, algo que Trump evitó mencionar directamente. Al
abordar el tema de los activos rusos congelados en Europa, Macron
destacó la posibilidad de utilizarlos para reconstruir Ucrania, a lo que
Trump respondió sin mucho entusiasmo: "Si es lo que crees, está bien".
Por su parte, Trump insistió en que un
acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania podría lograrse "en pocas semanas"
y reiteró que "Putin quiere la paz". También defendió un controvertido
acuerdo en negociación, mediante el cual Estados Unidos obtendría hasta
el 50 % de los minerales raros de Ucrania, algo que la Unión Europea ha
calificado como una extorsión. Según el expresidente, Zelenski podría
viajar a Washington en los próximos días para firmarlo.
Además, Trump confirmó su intención de visitar Rusia en un futuro,
aunque no para las conmemoraciones del 9 de mayo por la victoria sobre
la Alemania nazi. "Estamos explorando acuerdos de desarrollo económico
con Rusia. Tienen muchas cosas que queremos y veremos si podemos llegar
a algo", indicó, sugiriendo que Washington buscaría aprovechar los
recursos del país euroasiático para reducir la dependencia de China en
minerales estratégicos.
El panorama sigue siendo incierto, pero la posibilidad de que tropas
europeas entren a Ucrania con la venia de Rusia marca un cambio
inesperado en la diplomacia internacional.
Migrantes venezolanos
varados en Panamá: El drama de quienes intentan regresar a su país
Adrianyela Contreras, una migrante venezolana, emprendió
en septiembre de 2024 un viaje lleno de esperanzas junto a su hija de
dos años. Tras semanas de travesía y el peligroso cruce del Tapón del
Darién, llegó a México con la ilusión de obtener una cita para solicitar
asilo en Estados Unidos. Sin embargo, todo cambió el 20 de enero, cuando
las órdenes ejecutivas del presidente Donald Trump cancelaron esas
solicitudes y cerraron esa vía de ingreso legal.
Con la frontera inaccesible, cruzar de manera irregular era un riesgo
aún mayor. "Si llegabas, te atrapaban y te deportaban a Honduras o
Guatemala", cuenta Adrianyela. Sin opciones, decidió regresar a
Venezuela, como lo han hecho cientos de migrantes en una situación
similar.
La travesía de vuelta comenzó con la misma precariedad con la que
emprendió el viaje meses antes. Vendiendo dulces y limpiando vidrios en
las calles, logró reunir el dinero suficiente para pagar pasajes de
autobús desde Tapachula, en México, hasta Paso Canoas, en la frontera
entre Costa Rica y Panamá. Pero allí se encontró con un obstáculo
inesperado: Panamá no les permitía el ingreso.
Desde julio de 2024, las relaciones diplomáticas entre Panamá y
Venezuela están rotas, lo que impide deportaciones oficiales. Como
resultado, Adrianyela y otros migrantes quedaron varados en un centro de
atención temporal en Costa Rica durante cinco días. La presión llevó a
los gobiernos de Panamá y Costa Rica a reunirse y establecer un plan
para trasladar a los migrantes a la provincia del Darién y facilitar su
retorno por medios aéreos o marítimos.

El 17 de febrero, tres autobuses llegaron para recoger a
los migrantes con la promesa de llevarlos al aeropuerto de San Vicente,
desde donde abordarían un vuelo humanitario a Cúcuta, en la frontera
colombiana. Les cobraron 60 dólares por el viaje. Sin embargo, en lugar
del aeropuerto, fueron trasladados a la Estación Temporal de Recepción
de Migrantes (ETRM) en
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Lajas Blancas, una zona selvática
donde quedaron atrapados.
"Nos trajeron con mentiras", denuncia Adrianyela. En el campamento,
vigilado por la autoridad de fronteras panameña y con presencia de
agencias de la ONU, las condiciones son precarias. Aunque hay comida y
agua, duermen sobre el piso en casetas de madera, soportando calor,
lluvias y picaduras de insectos.
El gobierno panameño ha asegurado que está garantizando su seguridad y
necesidades básicas, pero los migrantes sienten que están abandonados.
Panamá anunció la posibilidad de vuelos humanitarios hacia Cúcuta, pero
las autoridades colombianas, ya desbordadas por la crisis en la región
del Catatumbo, no han dado luz verde al plan.
Mientras tanto, algunos migrantes han
intentado salir por su cuenta pagando 235 dólares por un viaje en lancha
hasta la frontera con Colombia. Sin embargo, este camino es peligroso.
El 22 de febrero, una de estas embarcaciones naufragó y una niña de ocho
años perdió la vida.
Para Adrianyela, la opción de volver a cruzar la selva no es viable.
"Ahí te violan, te roban, es un infierno. No queremos volver a vivir
eso", lamenta. Sin dinero ni opciones, su futuro y el de cientos de
migrantes en Lajas Blancas sigue siendo incierto.
Crisis sanitaria en
EE.UU.: El resurgimiento del sarampión alerta a expertos

El sarampión, una enfermedad que se creía prácticamente
erradicada en Estados Unidos, ha comenzado a resurgir con fuerza. En lo
que va del año, Texas ha reportado 90 casos, mientras que en el vecino
estado de Nuevo México la cifra supera la decena. A medida que el virus
se propaga, crecen los temores de una crisis sanitaria mayor, impulsada
por la disminución de las tasas de vacunación y la desconfianza hacia
las autoridades de salud.
Paul Offit, infectólogo pediátrico y reconocido defensor de la
vacunación, advierte que esto es solo el inicio. "El sarampión es el
presagio de una crisis mayor", señala, atribuyendo la situación a la
caída en las tasas de inmunización desde la pandemia de COVID-19. En
2019, el 95 % de los niños en edad preescolar estaba vacunado contra el
sarampión, pero para 2023 la cifra bajó a menos del 93 %, con estados
como Idaho cayendo por debajo del 80 %.
Esta disminución se ha visto exacerbada por el nombramiento de Robert F.
Kennedy Jr. como secretario de Salud. Kennedy, conocido por su
escepticismo hacia las vacunas, ha promovido información errónea sobre
su seguridad. Expertos en salud advierten que su influencia podría
llevar a un aumento en la negativa de los padres a vacunar a sus hijos y
al regreso de enfermedades antes controladas.
Los efectos ya son evidentes. En Luisiana, recientemente se registraron
casos de tos convulsiva que resultaron en la muerte de dos niños. La
falta de vacunación ha permitido el resurgimiento de enfermedades que,
hasta hace pocos años, eran consideradas una amenaza del pasado.
Uno de los principales problemas radica en las exenciones de vacunación.
En varios estados, los padres pueden negarse a vacunar a sus hijos
alegando razones religiosas o filosóficas. Texas, por ejemplo, permite
simplemente declarar una objeción personal. La consecuencia ha sido un
aumento de brotes en comunidades donde la vacunación es baja, como
ocurrió en 2019 en New York y New Jersey, cuando más de 1.100 personas
contrajeron sarampión en comunidades judías ortodoxas.
La desconfianza en la vacunación no solo es un problema de salud
pública, sino también un fenómeno cada vez más politizado. Tras la
pandemia de COVID-19, muchos ciudadanos quedaron frustrados por las
medidas sanitarias y la comunicación contradictoria de las autoridades.
Políticos han aprovechado este descontento para impulsar leyes que
eliminan requisitos de vacunación, dificultan el seguimiento de datos
epidemiológicos y reducen la promoción de las vacunas.
Los expertos insisten en que la falta de conciencia sobre la gravedad
del sarampión y otras enfermedades prevenibles podría tener
consecuencias devastadoras. "Hemos eliminado el recuerdo del sarampión",
advierte Offit. "La gente no se da cuenta de lo grave que puede ser
hasta que es demasiado tarde".
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