Bogotá, Colombia -Edición: 777

 Fecha: Viernes 28-03-2025

 

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INTERNACIONAL

 

 

 

Rutte advierte a Putin: Un ataque a la OTAN tendrá consecuencias devastadoras

 

 

El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, lanzó una advertencia contundente al presidente ruso, Vladimir Putin: cualquier ataque contra la alianza tendrá una respuesta devastadora. Durante su visita a Varsovia, donde se reunió con el primer ministro polaco, Donald Tusk, Rutte enfatizó el compromiso inquebrantable de la OTAN con la defensa de sus aliados.

En un contexto de creciente tensión, Tusk aseguró que Polonia confía en el respaldo de la OTAN y en su estrecha relación con Estados Unidos. "Nuestra cooperación con EE.UU. es sólida, sin importar los cambios políticos", afirmó el mandatario polaco. Rutte reforzó esta postura, asegurando que la alianza responderá con toda su fuerza ante cualquier agresión.

 

Uno de los puntos clave de la reunión fue el reconocimiento al esfuerzo de Polonia en defensa. Con el mayor gasto militar entre los miembros de la OTAN, el país se ha convertido en un bastión estratégico en el flanco oriental de la alianza. Polonia alberga tropas aliadas y participa activamente en misiones en Letonia y Rumanía. Además, a partir del 1 de abril, reforzará la vigilancia aérea del Báltico con aviones F-16.

Rutte destacó que la inversión en defensa va en la dirección correcta, con un incremento del 20 % en Europa y Canadá el año pasado. Sin embargo, coincidió con Donald Trump en que los aliados europeos deben hacer más. "Polonia es un ejemplo a seguir", subrayó, recordando que el país destina el 4,1 % de su PIB a la defensa.

Tusk, por su parte, reafirmó el compromiso de su país con la paz en Europa y con la soberanía de Ucrania. "Solo una Ucrania libre garantizará la seguridad de Europa", concluyó.

 

Los precios de los autos en EE.UU. subirán drásticamente por los aranceles de Trump

 

 

Los consumidores en Estados Unidos podrían enfrentar un aumento significativo en los precios de los automóviles en las próximas semanas, debido a la imposición de aranceles del 25 % a las importaciones de autos y piezas, anunciada por el presidente Donald Trump. La medida, que entrará en vigor el 3 de abril, tendrá un impacto directo en el costo de producción de los vehículos, tanto importados como fabricados en el país, generando incrementos de miles de dólares por unidad.

De acuerdo con Ivan Drury, analista de la industria automotriz en Edmunds.com, los efectos serán inmediatos y afectarán no solo a los compradores, sino también a los fabricantes y concesionarios. "Es una situación costosa que podría traducirse en aumentos de varios miles de dólares por auto", explicó. Aunque aún no hay cifras exactas, algunos expertos estiman que el incremento oscilaría entre $3,500 y $12,000 por vehículo, dependiendo del modelo.
 

 

 

Los fabricantes podrían optar por trasladar estos costos a los consumidores de diferentes maneras. Una de ellas sería la eliminación de incentivos como tasas de interés subsidiadas en créditos automotrices, lo que aumentaría el costo final para el comprador en hasta $7,000. Otra estrategia podría ser la reducción en la producción para ajustar la oferta a la nueva realidad del mercado.

Si bien Trump argumenta que estos aranceles incentivarán la producción nacional, la realidad es que incluso los autos ensamblados en EE.UU. dependen en gran medida de piezas importadas, especialmente de Canadá y México. Según un informe del gobierno, el contenido nacional promedio de los autos producidos en el país es del 40 % al 50 %, lo que significa que un vehículo "estadounidense" de $40,000 podría encarecerse en $5,000 debido a los aranceles sobre sus componentes importados.

El anuncio también genera incertidumbre entre los concesionarios, quienes podrían aprovechar la situación para elevar los precios de los autos que ya tienen en inventario. "Si saben que la próxima entrega de vehículos costará más, no estarán dispuestos a negociar con los clientes", explicó Drury.

Otro factor clave será la reducción de la oferta de autos nuevos. Se espera que los fabricantes disminuyan su producción mientras evalúan el impacto de los aranceles y la reacción del mercado. Esta situación podría generar un efecto similar al ocurrido en 2021, cuando la escasez de chips electrónicos provocó un alza desmesurada en los precios de los autos nuevos y usados. Durante ese año, el costo promedio de los vehículos nuevos subió un 17 %, mientras que los autos usados experimentaron un incremento del 32 %.

Jonathan Smoke, economista jefe de Cox Automotive, advirtió que si los aranceles se implementan, la producción de vehículos en Norteamérica podría reducirse en un 30 %, lo que equivale a 20,000 autos menos por día. "En resumen, una menor producción, una oferta más limitada y precios más altos están a la vuelta de la esquina", aseguró Smoke.

 

A medida que la fecha de aplicación de los aranceles se acerca, la incertidumbre crece en la industria automotriz y entre los consumidores. Si bien algunos analistas creen que la medida podría ser revertida o modificada, el impacto a corto plazo parece inevitable. Los compradores de autos podrían enfrentar no solo precios más altos, sino también menos opciones y condiciones de financiamiento menos favorables. El 3 de abril podría convertirse en un punto de inflexión para el mercado automotor estadounidense.

 

Gazatíes desafían a Hamas en históricas protestas

 

 

En una demostración de descontento sin precedentes, miles de palestinos han salido a las calles de la Franja de Gaza para exigir el fin del gobierno de Hamas, en lo que se considera la mayor protesta interna desde el inicio del conflicto con Israel. Con gritos de “¡Fuera, fuera Hamas!”, la población ha expresado su hartazgo ante la situación desesperada que viven tras casi 18 meses de guerra.

Las manifestaciones, que comenzaron el martes en Beit Lahia, se han extendido a otras zonas como Shujaiya, Dir el Balah y Jan Yunis, a pesar del temor a represalias por parte del grupo islamista. En el pasado, Hamas ha respondido con violencia a cualquier intento de disidencia, pero el creciente deterioro de las condiciones de vida parece haber roto la barrera del miedo para muchos gazatíes.

 

 

 

El colapso de la tregua instaurada en enero, sumado a la reanudación de los ataques israelíes y la crisis humanitaria que se agrava con la escasez de alimentos y medicinas, ha intensificado la indignación popular. Hamas ha sido acusado de acaparar gran parte de la ayuda humanitaria, lo que ha generado un alza en los precios y el desabastecimiento para la población civil. Además, el bloqueo de las negociaciones para la liberación de rehenes israelíes ha mantenido la ofensiva militar en curso, dejando a los habitantes de Gaza en una situación insostenible.

 

“Sabíamos que Israel respondería con dureza al ataque del 7 de octubre, pero Hamas nos ha dejado sin alternativas,” señala Kareem, un residente de Gaza que prefiere no revelar su identidad por seguridad. Otros manifestantes han denunciado que los líderes de Hamas residen en el extranjero mientras la población sufre las consecuencias de la guerra. “Nosotros somos la resistencia, no ellos. Nuestras casas han sido destruidas, nuestras familias han muerto,” dice un hombre en un video difundido en redes sociales.

Aunque estas protestas aún no representan una amenaza directa para el control de Hamas en Gaza, reflejan un cambio significativo en la opinión pública dentro del enclave. La población, que en el pasado evitaba desafiar abiertamente al grupo islamista, ahora exige un cambio que permita el fin de la guerra y la reconstrucción del territorio.

 

Hamas, por su parte, ha intentado deslegitimar las manifestaciones, argumentando que son una reacción al bombardeo israelí y que están siendo manipuladas por sus opositores políticos. Sin embargo, la creciente ola de indignación podría marcar un punto de inflexión en la historia del conflicto, con una población cada vez más dispuesta a levantar la voz contra aquellos que, según ellos, han agravado su sufrimiento.

 

Bolsonaro enfrentará juicio por intento de golpe de Estado

 

 

El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, será juzgado penalmente por presuntamente haber planeado un golpe de Estado para derrocar al actual mandatario, Luiz Inácio Lula da Silva. La decisión fue tomada de manera unánime por los cinco magistrados del Supremo Tribunal Federal, quienes encontraron indicios suficientes para abrir el proceso contra él y otros siete acusados, incluido el exministro Walter Braga Netto.

 

La acusación, presentada por la Procuraduría, se basa en los hechos ocurridos el 8 de enero de 2023, cuando simpatizantes de Bolsonaro irrumpieron violentamente en la Plaza de los Tres Poderes en Brasilia. Según la Corte Suprema, el expresidente y su círculo cercano habrían coordinado y alentado estas acciones con el objetivo de desconocer el resultado electoral de 2022 y perpetuarse en el poder.

Los cargos que enfrenta Bolsonaro son graves: abolición violenta del Estado democrático de derecho, intento de golpe de Estado, organización criminal armada, daño calificado y deterioro del patrimonio público. En conjunto, podría enfrentar hasta 40 años de prisión, aunque la legislación brasileña establece un límite de 30 años como pena máxima de reclusión.

El magistrado Alexandre de Moraes aseguró que la organización criminal liderada por Bolsonaro ejecutó un plan detallado para derrocar al gobierno electo. Con este juicio, Brasil enfrenta una de las causas judiciales más importantes de su historia reciente, lo que podría definir el futuro político del exmandatario y sus aliados.

 

 

 

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