Wall Street en crisis: Los aranceles de Trump sacuden los mercados y desatan tensión global

La guerra comercial impulsada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha vuelto a generar un terremoto en los mercados financieros. Los principales índices de Wall Street cerraron con pérdidas históricas después de que la Casa Blanca anunciara una serie de aranceles recíprocos contra productos de prácticamente todo el mundo. La medida no solo ha generado un pánico en los inversionistas, sino que ha desatado una oleada de reacciones a nivel global.

El S&P 500, uno de los principales indicadores de la bolsa estadounidense, registró su peor jornada desde junio de 2020, en plena pandemia del COVID-19. En una sola sesión, el índice perdió un 4,85 %, equivalente a una caída de 275,05 puntos, con un impacto total de 2,4 billones de dólares en el mercado. El Nasdaq Composite también se desplomó un 5,99 %, mientras que el Dow Jones cayó un 3,98 %.

Donald Trump, lejos de mostrarse preocupado, aseguró que esta situación era "esperada" y comparó la economía estadounidense con "un paciente enfermo" que necesita un tratamiento drástico para sanar. Sin embargo, las reacciones de otros países no se hicieron esperar. Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, anunció un plan de 14.100 millones de euros para mitigar el impacto de los nuevos aranceles en su país. Por su parte, el presidente francés Emmanuel Macron calificó la medida como "infundada" y propuso una respuesta en bloque desde Europa, atacando "industria por industria".

China, uno de los principales afectados por estos aranceles, ha optado por una estrategia más discreta, pero igualmente contundente. Beijing estudia implementar medidas espejo para gravar productos estadounidenses con tasas similares, lo que podría intensificar la tensión comercial entre ambas potencias. Mientras tanto, la Organización Mundial del Comercio (OMC) advirtió que estas decisiones podrían generar una contracción del 1 % en el comercio global de mercancías, impactando negativamente a diversas economías.

Israel también ha reaccionado a la medida. Bezalel Smotrich, ministro de Finanzas, aseguró que su gobierno intentará negociar con Washington para reducir el daño económico. Sin embargo, la incertidumbre predomina en el sector empresarial del país, donde algunas industrias ya comienzan a prever ajustes en su producción.

Estadounidenses con pocos ingresos serán los más afectados

Entre los más perjudicados por esta política proteccionista están los ciudadanos estadounidenses de menores ingresos. Un estudio de la Universidad de Yale reveló que las familias con menos recursos podrían sufrir una caída de hasta el 5,5 % en su poder adquisitivo debido al encarecimiento de los productos importados. Esto se debe a que los sectores más pobres destinan una mayor parte de sus ingresos al consumo, lo que los hace más vulnerables a las fluctuaciones en los precios.

A nivel diplomático, las respuestas han sido variadas. Emmanuel Macron ha instado a las empresas europeas a suspender sus inversiones en Estados Unidos hasta que la situación se estabilice. En Canadá, el primer ministro Mark Carney calificó los aranceles de Trump como una "tragedia" para el comercio global y anunció la imposición de un arancel del 25 % a ciertos vehículos importados de EE.UU.

En contraste, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, celebró que su país haya sido excluido de esta nueva ola de aranceles. No obstante, reconoció que la relación comercial con EE.UU. sigue en un delicado equilibrio, con ciertas restricciones ya en vigor bajo el T-MEC.
 

Los próximos días serán clave para evaluar la magnitud del impacto económico y las posibles respuestas internacionales. Con una Casa Blanca firme en su postura y una comunidad global en alerta, la incertidumbre marca el rumbo de los mercados financieros y las relaciones diplomáticas en los meses venideros.

complejo. Ante la presión internacional, el régimen acordó permitir el ingreso de ayuda, un gesto que podría ser clave para la recuperación.

Mientras tanto, el jefe de la junta militar, Min Aung Hlaing, ha salido de Myanmar para asistir a un foro regional en Bangkok, en un intento de estrechar lazos con líderes del sur y sureste asiático. Su viaje marca un cambio significativo, dado que ha sido evitado por la comunidad internacional desde el golpe de Estado de 2021. La Fiscalía de la Corte Penal Internacional mantiene sobre él una solicitud de arresto por crímenes contra la minoría rohinyá, pero su presencia en este evento sugiere un intento de legitimarse en la esfera diplomática.

La ONU ha enviado a su jefe de ayuda humanitaria, Tom Fletcher, para evaluar la situación y coordinar esfuerzos. António Guterres, secretario general de la organización, ha pedido un acceso sin restricciones para la asistencia internacional, además de mayor financiamiento para la crisis. La enviada especial de la ONU, Julie Bishop, también visitará el país en los próximos días.

Pero la emergencia no se detiene ahí. Con la llegada del calor extremo y la escasez de agua potable, la Organización Mundial de la Salud ha advertido sobre un riesgo elevado de brotes de cólera. El daño al sistema de saneamiento y la falta de agua segura podrían desatar una crisis sanitaria que agravaría aún más el sufrimiento de la población. La OMS ya ha respondido a brotes anteriores en Myanmar, y la situación actual demanda una respuesta rápida y coordinada para evitar que la tragedia tome un rumbo aún más catastrófico.