Zuckerberg enfrenta a la FTC: Comienza el juicio que podría redefinir el futuro de Meta

En el fondo, la discusión no es solo sobre dos compras millonarias. Es sobre cómo se construye el poder digital, quién lo controla y qué papel debe jugar el Estado para garantizar que el desarrollo tecnológico beneficie a todos por igual. La figura de Zuckerberg, que pasó de ser un joven emprendedor a convertirse en uno de los hombres más ricos e influyentes del mundo, encarna de alguna manera ese dilema. ¿Hasta qué punto la innovación puede convivir con la competencia justa? ¿Y cuándo el crecimiento empresarial deja de ser un mérito para convertirse en una amenaza para el mercado?

El juicio apenas comienza, pero sus ecos ya resuenan en Silicon Valley, en los pasillos del Congreso estadounidense y en los dispositivos de miles de millones de usuarios que, sin saberlo, podrían verse afectados por lo que se decida en una sala judicial de Washington.

Con voz firme, pero con gestos medidos, Mark Zuckerberg subió al estrado el lunes para testificar en el juicio que la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos (FTC, por sus siglas en inglés) emprendió contra Meta, la empresa que fundó y que transformó el panorama digital global con Facebook, Instagram y WhatsApp. El proceso, que promete extenderse por al menos ocho semanas, pone en la mira adquisiciones clave del conglomerado tecnológico y podría marcar un antes y un después en la regulación del poder digital en Estados Unidos.

La FTC presentó esta demanda en 2020, acusando a Meta de haber comprado a sus entonces rivales Instagram, en 2012, y WhatsApp, en 2014, no para innovar, sino para eliminar amenazas competitivas que ponían en riesgo su dominio del ecosistema de redes sociales. En palabras del abogado de la agencia, Daniel Matheson, "decidieron que la competencia era demasiado dura y que sería más fácil comprar a sus rivales que competir con ellos".

Zuckerberg, por su parte, intentó mostrar una cara diferente de la historia. Aseguró que las inversiones realizadas por su compañía fueron fundamentales para que ambas plataformas crecieran hasta convertirse en las herramientas esenciales que hoy son para miles de millones de personas. En su declaración inicial, el empresario reconoció incluso que en los primeros años “entendimos mal cómo estaba evolucionando la interacción social en línea”, subrayando que la visión inicial estaba enfocada en compartir con amigos y familiares, pero con el tiempo se diversificó hacia el descubrimiento de contenido y nuevas formas de comunicación.
 

El abogado defensor de Meta, Mark Hansen, sostuvo que las adquisiciones fueron legales y alineadas con la tradición empresarial estadounidense. “Mejorar y hacer crecer una empresa adquirida no es ilegal. Es lo que hizo Facebook con Instagram y WhatsApp”, argumentó. Desde su perspectiva, se trata de una práctica común en la industria tecnológica, donde las grandes compañías

compran startups prometedoras y las escalan globalmente con recursos y experiencia.

Pero para la FTC, esta narrativa es insuficiente. La entidad reguladora sostiene que Meta ha mantenido durante más de una década un monopolio en los servicios de redes sociales en EE.UU., dificultando la entrada o crecimiento de nuevos actores en el mercado. Argumentan que plataformas como YouTube o TikTok, aunque populares, operan con dinámicas diferentes y no compiten directamente con Facebook o Instagram en el terreno del contacto social cotidiano. Meta refuta esto señalando que cada plataforma compite por la atención del usuario, y esa sola disputa basta para confirmar la existencia de un entorno competitivo saludable.

El juez encargado del caso, James Boasberg, no es ajeno a procesos de alto perfil. Actualmente también lidera otro procedimiento relacionado con las órdenes ejecutivas para deportaciones masivas bajo leyes de tiempos de guerra, lo que da una idea del nivel de presión y expectación que envuelve este juicio contra Meta.

La situación se ha vuelto más tensa debido a revelaciones sobre las acciones de Zuckerberg en los últimos años para frenar el avance del caso. Según reportes, realizó visitas a la Casa Blanca durante la administración Trump con la intención de evitar que la disputa llegara a los tribunales. Se habla incluso de aportes financieros al fondo de investidura del presidente y de la