Bogotá, Colombia -Edición: 787

 Fecha: Domingo 20-04-2025

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TECNOLOGÍA-CIENCIA

 

 

 

Cuando los robots cruzan la meta: China pone a correr a sus humanoides en una carrera histórica junto a miles de humanos

 

 

 

 

Liang Liang, subdirector del comité administrativo de Beijing E-Town, lo dejó claro: “No es solo una competición pionera. Es una herramienta para impulsar la aplicación real de los humanoides”. En el mismo acto anunció un ambicioso plan para desplegar más de 10.000 robots, entre ellos cerca de mil humanoides, en múltiples industrias. El objetivo es que estos autómatas comiencen a realizar tareas peligrosas, repetitivas o poco atractivas para los seres humanos. En palabras de Xiong Youjun, el CEO de Tiangong: “Queremos que empiecen a aportar valor allí donde las personas no quieren o no pueden estar”.

La apuesta no es menor. China aspira a convertirse en líder mundial en inteligencia artificial para el año 2030 y, con ello, dejar atrás la imagen de “fábrica del mundo”. La presencia de robots humanoides en eventos masivos, como esta media maratón o incluso la Gala de la Fiesta de la Primavera o la Semana de la Moda de Shanghái, no solo refleja avances tecnológicos, sino también una estrategia de posicionamiento global. El mensaje es claro: la inteligencia artificial china ya no se queda en los laboratorios, ahora corre, tropieza y saluda al mundo desde las calles.

 

 

Más allá de los datos y los récords, lo que se vivió en Yizhuang fue una fusión inesperada entre lo técnico y lo emocional. Porque en medio de circuitos y algoritmos, lo que hizo especial esta competencia fue la reacción humana: los aplausos, las risas, los gestos de cariño hacia máquinas que, aunque aún lejos de alcanzar la perfección de sus creadores, ya despiertan empatía.

 

Ese sábado, el asfalto fue testigo de una escena improbable hace apenas una década: una generación de robots dando sus primeros pasos, literalmente, hacia un lugar más allá de las fábricas y los laboratorios. Y mientras el público alentaba entre gritos y pancartas, muchos no podían evitar preguntarse si, en un futuro no tan lejano, estas figuras mecánicas estarán corriendo a nuestro lado en serio, y no solo como parte de un experimento. Tal vez, más que una carrera, lo que vimos fue un adelanto de nuestra próxima gran convivencia.

 

“¡Ánimo, robot!”, gritaban decenas de niños, adultos y ancianos desde los bordes de una avenida del sur de Pekín, mientras un bípedo mecánico de mirada ausente y piernas perfectamente sincronizadas avanzaba por el asfalto. No era una película de ciencia ficción ni una demostración cerrada en un laboratorio de élite. Era una competencia real, con cronómetro, medallas, liebres marcando el ritmo y, por primera vez en la historia, humanoides compartiendo el mismo recorrido de 21 kilómetros con casi 9.000 corredores humanos.

El evento se celebró en el distrito tecnológico de Yizhuang, en Pekín, y aunque los humanos y los robots avanzaban por carriles separados, el simbolismo de la escena era ineludible: una metáfora viva del futuro al que nos dirigimos. Veintiún robots humanoides, cuidadosamente preparados por ingenieros, se enfrentaron al reto de completar un medio maratón en condiciones reales. La imagen resultó tan imponente como emotiva, entre el asombro tecnológico y el calor humano de una comunidad que los recibió con vítores y selfies.

 

 

El gran protagonista fue Tiangong Ultra, un androide de 1,80 metros de altura y 55 kilos de peso, desarrollado por el Centro de Innovación de Robots Humanoides de Pekín. Este robot cruzó la línea de meta en 2 horas, 40 minutos y 42 segundos. Aunque su marca quedó muy por detrás del etíope Elías Desta, campeón de la categoría humana con un tiempo de 1 hora y 2 minutos, su logro fue celebrado como una proeza técnica. Tiangong no solo aguantó todo el recorrido sin fallos críticos, sino que necesitó apenas tres cambios de batería para completar su hazaña, enfrentando pendientes de hasta nueve grados, superficies irregulares y paradas técnicas.

“Es mucho más que una carrera. Es una validación real de lo que podemos conseguir con nuestra tecnología”, comentó Xiong Youjun, CEO del equipo desarrollador de Tiangong. Su entusiasmo era compartido por Tang Jian, director técnico del proyecto, quien aseguró con orgullo que Occidente todavía no ha visto nada parecido en cuanto a hazañas deportivas protagonizadas por humanoides.

 

Claro, no todos los robots tuvieron el mismo desempeño. Muchos estaban diseñados originalmente solo para caminar y, en cuestión de semanas, sus programadores les enseñaron a trotar, a mantener el equilibrio y a interpretar los matices de una superficie urbana. Algunos apenas lograron avanzar con torpeza, dando pasos indecisos

 

 

como bebés aprendiendo a caminar; otros, como la única humanoide de rasgos femeninos, sufrieron caídas dramáticas. Aun así, cerca de la mitad consiguió completar el recorrido, aunque a un ritmo lento.

Hubo momentos surrealistas y entrañables. Un robot con guantes de boxeo quedó tumbado en el asfalto, aparentemente confundido, hasta que una señal lo animó a levantarse y continuar su trayecto. Otros saludaban con el puño en alto antes de iniciar la carrera, un gesto programado pero que arrancaba sonrisas sinceras entre los asistentes. Uno a uno, los humanoides iniciaban la competencia como estrellas de cine, mientras decenas de corredores humanos se detenían a hacerse selfies con ellos, creando una interacción espontánea entre carne y silicio.

 

“¡Son adorables!”, decía emocionada Lin, una adolescente de 13 años que asistía al evento con su abuela. Para la señora, algunos robots resultaban “algo intimidantes”, pero otros —los más pequeños y cuadraditos— le parecían “muy simpáticos”. Como ellas, cientos de familias, muchas con niños pequeños y mascotas, se acercaron a ver en vivo un acontecimiento que, aunque revestido de espectáculo, es parte de una estrategia mucho más ambiciosa: demostrar el potencial de la robótica avanzada en China y acercarla a la vida cotidiana.

 

No es casualidad que esta primera experiencia mundial de medio maratón con humanos y humanoides se haya realizado precisamente en el Beijing E-Town, el Área de Desarrollo Económico y Tecnológico de la capital china. Con una extensión de 58,8 kilómetros cuadrados —similar al casco urbano de Toledo, en España—, este distrito agrupa a más de mil empresas centradas en inteligencia artificial, biotecnología, fabricación avanzada y vehículos autónomos. Aquí no solo se diseñan robots: también se construye el futuro digital del país.

 

 

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