Bogotá, Colombia -Edición: 797

 Fecha: Miércoles 14-05-2025

 

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TECNOLOGÍA-CIENCIA

 

 

 

El lenguaje oculto de los chimpancés: Una puerta al origen de nuestra voz

 

 

 

 

extremos, como los encuentros con depredadores. Los chimpancés las usan en múltiples aspectos de su vida diaria: al alimentarse, al descansar, al jugar o al interactuar socialmente. Esto indica que su comunicación no responde únicamente a instintos de supervivencia, sino que está impregnada de matices sociales, emocionales y posiblemente culturales.

 

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores emplearon una metodología estadística basada en distancias euclidianas, una técnica que permite comparar el contexto de uso de las vocalizaciones individuales con el de sus combinaciones. Gracias a esta herramienta, pudieron detectar cuándo una combinación generaba un nuevo significado, cuándo lo modificaba o cuándo simplemente lo sumaba. Así, se trazó un mapa de las reglas —implícitas— que los chimpancés parecen seguir al comunicarse.

 

Roman Wittig, coautor del estudio y director del Proyecto Chimpancé Taï, subraya que esta investigación fue posible gracias a la observación a largo plazo de comunidades de chimpancés en su entorno natural. Una tarea cada vez más difícil, advierte, debido a la creciente presión humana sobre los ecosistemas donde habitan estos primates. “Comprender la totalidad de sus capacidades comunicativas requiere tiempo, paciencia y un profundo respeto por su forma de vida”, afirma.

Más allá del descubrimiento científico, este estudio nos confronta con una pregunta esencial: ¿qué nos hace verdaderamente humanos? Si el lenguaje —esa herramienta que considerábamos exclusivamente nuestra— tiene raíces compartidas con otras especies, entonces la línea que nos separa del resto del reino animal es más delgada de lo que imaginamos.

 

 

Catherine Crockford, otra de las autoras del estudio, lo resume con claridad: “Crear significados nuevos o combinados mediante la unión de palabras es una característica distintiva del lenguaje humano. Investigar si existe una habilidad similar en nuestros parientes vivos más cercanos es crucial para descifrar los orígenes de nuestra capacidad única para hablar”.

Aunque los chimpancés no hablan como nosotros, el eco de sus voces podría ser un vestigio de nuestra historia común. En sus llamados se esconde, quizás, la semilla del lenguaje humano: un sistema flexible, jerárquico, creativo. Un sistema que, mucho antes de que nuestras primeras palabras fueran escritas en piedra, ya resonaba entre los árboles del bosque tropical.

 

En medio de la densa selva africana, donde los sonidos del bosque parecen un caos para el oído humano, se esconde un sistema de comunicación sorprendentemente complejo. Un reciente estudio científico ha revelado que los chimpancés salvajes, nuestros parientes evolutivos más cercanos, no solo emiten llamados al azar, sino que combinan sus vocalizaciones de formas sofisticadas para transmitir significados nuevos, modificados o compuestos. Esto sugiere que el lenguaje humano —esa capacidad única de construir mundos enteros con palabras— podría tener raíces mucho más profundas en nuestra historia evolutiva de lo que se pensaba.

La investigación, publicada en Science Advances, es resultado de una colaboración internacional entre el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, en Leipzig, Alemania, y el Centro de Investigación en Neurociencias de Lyon, Francia. A través del análisis de más de cuatro mil vocalizaciones emitidas por 53 chimpancés salvajes en su hábitat natural, los científicos identificaron patrones que desafían la noción tradicional de que solo los humanos son capaces de generar significados combinatorios complejos.

 

 

Lo revolucionario del estudio no es únicamente la existencia de combinaciones de sonidos entre estos simios, algo ya sugerido por estudios anteriores, sino el descubrimiento de que utilizan al menos cuatro mecanismos distintos para hacerlo. Estas estructuras de combinación revelan un nivel de complejidad comunicativa que hasta ahora no había sido documentado en animales no humanos, lo que implica que los chimpancés no solo comunican, sino que construyen sentido con una versatilidad asombrosa.

Uno de los hallazgos más llamativos fue el uso de combinaciones idiomáticas no compositivas. Esto quiere decir que, al igual que los humanos cuando usamos expresiones como “tirar la toalla” o “echar un ojo”, los chimpancés combinan llamados individuales para formar mensajes cuyo significado no puede deducirse directamente de sus partes. En otras palabras, están utilizando una forma de modismo, una herramienta lingüística típicamente asociada con la complejidad cultural humana.

 

Otro de los mecanismos observados se asemeja a las estructuras compositivas del lenguaje humano, donde una palabra modifica el sentido de otra, como lo haría un adjetivo o un adverbio. Por ejemplo, un llamado que normalmente indica “atención”

 

 

puede cambiar de matiz si se combina con otro sonido asociado a “alimentación”, generando así una alerta específica relacionada con comida. Estas combinaciones permiten una comunicación más precisa y contextualizada, que responde a las situaciones cotidianas con una flexibilidad notable.

Además, los investigadores encontraron bigramas —combinaciones de dos llamados— en los que ambos sonidos mantienen su significado original, creando una suma de significados. Este tipo de construcción es útil, por ejemplo, para comunicar que dos eventos ocurren simultáneamente: una especie de “peligro mientras comemos” o “descanso con vigilancia”. Es como si los chimpancés pudieran decirnos que están viviendo más de una cosa a la vez.

Pero quizá lo más impactante del estudio sea la evidencia de un “efecto de ordenación”: cambiar el orden de los llamados altera el mensaje final. Este detalle podría parecer menor, pero en términos lingüísticos es un indicio primitivo de sintaxis, es decir, de una regla que organiza las palabras para dar sentido a una frase. La sintaxis es uno de los pilares fundamentales del lenguaje humano, y encontrar un germen de ella en los chimpancés podría reconfigurar lo que entendemos por la singularidad de nuestro lenguaje.

Cédric Girard-Buttoz, investigador principal del estudio, explica que estos resultados apuntan a “un sistema de comunicación vocal altamente generativo, sin precedentes en el reino animal”. Este hallazgo se suma a otras investigaciones recientes sobre bonobos —otra especie de gran simio— que también muestran capacidades combinatorias complejas. En conjunto, estas evidencias sugieren que el ancestro común entre humanos y estos primates ya poseía una forma básica de comunicación combinatoria, que con el tiempo pudo evolucionar hacia el lenguaje estructurado que usamos hoy.

 

Lo interesante es que estas formas de combinación vocal no se limitan a contextos

 

 

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