contenido —harina, medicinas y suplementos nutricionales— representa una tabla de salvación para miles de personas, especialmente niños y ancianos, que sobreviven en condiciones extremas. Entre ellos se incluye un camión que abasteció al hospital de campo de la Cruz Roja en Rafah, en el sur de la Franja, con medicamentos y suministros médicos que comenzarán a utilizarse de inmediato.

No obstante, el Comité Internacional de la Cruz Roja advirtió que este ingreso es insuficiente. “El goteo de camiones que acceden a Gaza es deplorablemente limitado”, lamentó el organismo en un comunicado. Desde el 2 de marzo, Israel había bloqueado completamente la entrada de ayuda, endureciendo aún más una situación ya insostenible.

Las cifras estremecen. Al menos 29 niños y ancianos han muerto de hambre en los últimos dos días, denunció el ministro de Sanidad palestino, Maged Abu Ramadan, desde Ginebra. Y la amenaza persiste: cerca de 14.000 niños menores de cinco años podrían sufrir desnutrición grave en los próximos meses si no se garantiza un flujo constante de suministros, según alertó el sistema de clasificación de seguridad alimentaria IPC.

Mientras tanto, los bombardeos continúan. Al menos 30 personas murieron en las últimas horas por ataques israelíes, la mayoría en Ciudad de Gaza y Deir al Balah. En este último lugar, un bombardeo contra un tanque de agua mató a nueve miembros de una misma familia, según informó la agencia palestina Wafa.

La entrada de ayuda es un primer paso. Pero mientras la violencia no cese y el bloqueo persista, la emergencia humanitaria seguirá marcando el día a día de Gaza.

Cuatro implicados en el asesinato de dos funcionarios públicos en Ciudad de México

La mañana del 20 de mayo cambió para siempre en la vida política de Ciudad de México. En plena calzada de Tlalpan, una de las avenidas más transitadas de la capital, un ataque a plena luz del día terminó con las vidas de Ximena Guzmán y José Muñoz, dos funcionarios cercanos a la alcaldesa Clara Brugada. A dos días del crimen, las autoridades han confirmado que se trató de un ataque directo, cuidadosamente planeado, y que ya hay cuatro personas identificadas como presuntos implicados.

La noticia fue confirmada por Pablo Vásquez, secretario de Seguridad Ciudadana, quien detalló que uno de los sospechosos habría disparado al menos 12 veces contra Guzmán y Muñoz, y luego huyó en motocicleta. La moto fue abandonada minutos después para subir a una camioneta azul que lo condujo hasta Iztacalco, donde tomó otro vehículo hacia los límites con el Estado de México. Todos estos movimientos fueron captados por la red de videovigilancia del C-5, lo que permitió a la policía recuperar la motocicleta y la camioneta, ambas con reportes de robo y alteraciones en sus números de serie.

La fiscal capitalina, Bertha Alcalde, afirmó que el ataque no fue producto del azar. La investigación apunta a que uno de los implicados vigiló a las víctimas durante días, lo que refuerza la tesis de una ejecución meticulosa. Pese a ello, los motivos aún no están claros. “No se habían reportado amenazas contra ninguno de los dos”, señaló la fiscal.
 

Guzmán y Muñoz formaban parte del círculo íntimo de Clara Brugada, actual candidata a la jefatura de Gobierno por el partido oficialista Morena. La presidenta Claudia Sheinbaum, visiblemente afectada por el hecho, pidió evitar especulaciones y respetar los tiempos de la investigación.

Mientras la ciudadanía exige respuestas y justicia, el crimen ha desatado una ola de preocupación sobre la seguridad de los

EE.UU.: Dos muertos y un país en alerta tras tiroteo frente al Museo Judío en Washington

Washington, D.C., despertó el jueves con la conmoción de un ataque que ha sacudido los cimientos diplomáticos y sociales de la capital estadounidense. Dos empleados de la embajada de Israel, identificados como Yaron Lischinsky y Sarah Milgrim, fueron asesinados la noche anterior a las afueras del Museo Judío del Capitolio. El sospechoso, Elías Rodríguez, de 31 años y residente de Chicago, fue detenido en el lugar de los hechos y se encuentra bajo custodia federal.

Según los informes de la Policía y del FBI, Rodríguez viajó desde Chicago a Washington para asistir a una conferencia. Horas antes del ataque, habría adquirido una entrada al evento celebrado en el museo. Lo que sucedió después ha dejado perplejos a investigadores y autoridades: armado con una pistola de 9 mm, Rodríguez cruzó la calle hacia sus víctimas, las observó brevemente y luego abrió fuego. Disparó en repetidas ocasiones incluso después de que ambas víctimas cayeran al suelo, en un acto de aparente frialdad y precisión. Documentos judiciales señalan que el atacante incluso recargó su arma para rematar a una de las víctimas, que intentaba arrastrarse lejos del lugar.

Las autoridades han recuperado 21 casquillos percutidos y han rastreado el arma hasta una compra realizada en Illinois en 2020. Rodríguez habría declarado el arma en su equipaje al viajar. Durante su arresto, testigos aseguran que gritó “¡Libre, Palestina libre!”, lo que ha llevado a que el Departamento de Justicia clasifique el ataque como un posible crimen de odio y acto de terrorismo.

La fiscal federal interina, Jeanine Pirro, subrayó que los cargos iniciales por homicidio podrían ser solo el comienzo. “El antisemitismo no será tolerado, especialmente en la capital de la nación”, afirmó.

Mientras tanto, la capital estadounidense ha incrementado la seguridad en instituciones religiosas por “precaución extrema”. La medida también ha sido replicada en ciudades como New York y Miami, donde los departamentos de policía han reforzado la vigilancia en templos y sinagogas.

El presidente Donald Trump expresó sus condolencias a través de Truth Social, condenando el antisemitismo y asegurando que el “odio y el radicalismo no tienen cabida en Estados Unidos”. La secretaria de prensa, Karoline Leavitt, añadió que el mandatario está “indignado y entristecido” por la pérdida de “una hermosa pareja joven”, de quienes se esperaba pronto un compromiso matrimonial.

Rodríguez compareció el jueves ante un tribunal federal, aunque no emitió ninguna declaración. Permanecerá detenido hasta su próxima audiencia, programada para el 18 de junio. Mientras tanto, el FBI revisa su historial digital y redes sociales en busca de un manifiesto que circula en línea, el cual podría vincularlo a motivos ideológicos o radicalizados.

Estados Unidos, nuevamente, se enfrenta a un caso que entrelaza el extremismo con la violencia armada. Una combinación letal que vuelve a poner en jaque la seguridad nacional y el compromiso con la tolerancia en un país que aún lidia con las heridas del odio.