¡Hay esperanza!

Por: Iván R. Contreras C.

A pesar de lo trágico, de las dificultades, de los padecimientos, del mal gobierno de Duque, de las violaciones a los derechos humanos, de las masacres, de la corrupción, del sometimiento de los pesos y contrapesos del país a una ilegalidad sin precedentes, de la intervención en política de los militares que viola flagrantemente la Construcción Política, las arbitrariedades del Fiscal General y de la Procuradora General, aún hay esperanza.

Hoy el pueblo de Colombia, camina en su gran mayoría en una sola dirección y es la del cambio, un cambio que sintetiza el futuro promisorio, que anima a creer en personas diferentes, que abre un resquicio de ánimo y al que se unen personas sin identidad, sin credo o con el, ancianos, hombres y mujeres de todos los estratos, jóvenes que ven un futuro incierto y oscurecido por el insaciable apetito de sus representantes en las causas políticas, que han modificado el sentido filosófico de la palabra política y lo han convertido en el mecanismo fácil para llenar sus bolsillos con el dinero que producen las entrañas de nuestra tierra y los impuestos que no dejan de pagar ni los más humildes de los compatriotas, si, no quieren seguir matándose, quieren creer en esta herida democracia, vulnerada por el hacedor de maldad, que gobierna desde sus latifundios, sobre el lomo de sus caballos degustando un café de inmejorable calidad, ese, al que un día le creyeron y que aferrado al poder y ambición, dejó corromper cada una de las instituciones, corrompió a cada una de las personas a su alrededor y que va en caída libre a los sótanos del infierno.

Hay esperanza, el pueblo ha salido y se ha manifestado en las formas que pueden hacerlo, en redes, en la plazas, en un carrito de la basura, en un flamante auto, en un humilde puesto de dulces callejero, en la agenda de papel y de muchas maneras más que la imaginación les permite, lo que la creatividad nativa les regala, pues millones no tienen como más hacerlo, hablando en términos monetarios.

Pero el hacedor del mal, tiene otra agenda, enloda, miente, calumnia, no da muestra de pudor en sus comentarios, no mide la perversidad de sus actos y quiere a toda costa que no hayan elecciones, sabotear así sea con golpe de estado el pedazo que queda de la ya mermada democracia, si, quiere quitarle al pueblo lo último que les queda, el voto, su expresión máxima de protesta, ya que en las calles los asesinan, los mutilan, o en últimas se apropian de la registraduría y de sus programas para modificar resultados en complicidad con personas de su calaña.

Son muchas más razones por las que las mayorías están punteando en las encuestas, las mismas por las que ponen a Gustavo Petro a la cabeza de todas las encuestas, hasta las que realizan ellos mismos, un pueblo llevado a la miseria, que ve hoy en el candidato del pacto histórico, si no la solución a su situación, por lo menos la esperanza de un cambio de rumbo, que pueda además desprenderse de la corrupción y de tanta perversidad, que ponga a las instituciones en el rumbo de la moral y la ética, que consolide un auténtico estado de derecho que por lo menos respete lo más básico de los derechos fundamentales como lo ordena la constitución y que dejen de llenar de impuestos a los pobres, dando Concesiones a los más ricos para que no paguen nada.

Lo único que quieren los colombianos, es que les devuelvan la dignidad que sus gobernantes les han robado durante más de 210 años de vida republicana, donde las mismas familias han gobernado y donde solo se les coló el peor lastre de todos, Uribe, advenedizo y sin nombre ilustre que pudrió el país.