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EDITORIAL
Más atención
para la población discapacitada en Colombia
Colombia es un país que cuenta
con un alto número de personas discapacitadas a nivel cognitivo,
sensorial, motora o de otra índole, personas que no solo tienen
el reto de afrontar la realidad de su discapacidad, sino que
además tienen que luchar día a día con la discriminación social
y lo más importante con las barreras que impiden acceder a
ciertos servicios.
Uno de las situaciones más preocupantes que están sucediendo
actualmente en Colombia tienen que ver con el hecho que no se
han establecido políticas públicas suficientemente efectivas que
garanticen que a estas personas se les respeten sus derechos
como ciudadanos.
La realidad es que con la población discapacitada pasa un hecho
muy particular en Colombia y es que generalmente esta población
de personas es utilizada por los políticos para hacer campañas
políticas con el fin de llamar la atención y cautivar a un
público para que los votantes evidencien la calidad humana de
estos políticos.
No obstante, generalmente pasa que esta calidad humana solo se
vive durante el tiempo que perdure las campañas políticas, ya
que posteriormente no se ven reflejados los resultados que
contribuyan a garantizarle a la población discapacitada una
mejor calidad de vida.
En la mayoría de las ciudades del país, muchas organizaciones de
discapacitados se quejan porque los sistemas de transporte no
cuentan con una adecuación idónea y eficiente para las personas
discapacitadas. Estas quejas también radican en el hecho que no
existe una señalización vial inclusiva para este tipo de
personas, hecho que se les dificulta movilizarse sin
inconvenientes.
La falta de acceso rápido hacia algunos lugares públicos,
también constituye uno de los inconformismos más comunes de las
personas con discapacidad. Otra de las quejas recurrentes no
deja de ser la falta de inclusión en diferentes programas
culturales, artísticos y sociales que se tienen para esta
población.
La discapacidad solo es una condición mental y no física porque
son numerosos los casos de personas que cuentan con algún tipo
de discapacidad pero que incluso son más eficientes en una labor
determinada que otras personas que no cuentan con ningún tipo de
discapacidad.
En estos tiempos en donde se habla del empoderamiento de la
mujer, de la revolución tecnológica y el cuidado del medio
ambiente, la inclusión social debe de empezar a jugar un papel
muy importante en la sociedad, motivo por el cual los
legisladores de nuestras leyes deben de ser personas más
incluyentes y con una visión más integral acerca del mundo en
que vivimos.
Ese cambio de inclusión y no discriminación hacia las personas
en condición de discapacidad debe de empezar por nosotros, en
nuestro entorno con las personas que conocemos y que se
encuentran en esta condición que por cierto no es ningún tipo de
limitante para que estas personas se destaquen en la sociedad.
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Una fiesta millonaria cuando el país se contrae

Por: Zahur
Klemath Zapata
zkz@zahurk.com
Después de 1776 las coronaciones
se vuelven una serie de espectáculos para celebrar la coronación
de alguien que se va a entronizar en el poder. Todo esto ha
llevado a que una élite de ciudadanos puedan asistir a este tipo
de celebración y el pueblo, la base del Estado pague con sus
impuestos la buena vida que se da la burocracia.
Este 7 de agosto se celebra el día final del dominio español y
la consolidación de la independencia de la Nueva Granada. La
cual realmente no se independizó sino que continúo dominada por
personajes que consideraron que estas tierras eran de su
propiedad y la dividieron en territorios de castas familiares
donde el pueblo solo ha sido el que paga para que sobreviva como
una nación.
Hoy es un día memorable porque quien se va posesionar no
representa esa estela familiar que se remonta hasta las Ibáñez
sino a otra que no tiene nada que ver sino con otra mezcla que
se fue refundiendo a través de los siglos engendrada entre
trabucos y alambiques como si fuera una nueva forma de
sobrevivir.
Hoy coronar a alguien majestuosamente en medio de un país
convulsionado por la división existente es apresurar
a que se llene la copa y generar situaciones que antes se habían
visto en la historia de la nación.
El derroche de alcohol y otros enervantes es normal en cualquier
celebración donde la gente adulta se reúne y más cuando el
dinero viene como cascada del bolsillo de millones de
contribuyentes que son ajenos donde va a terminar su
contribución.
Estas fiestas son locas e irresponsables y demuestran como se
dice en el argot popular, “por el desayuno se sabe que va ser el
almuerzo”. Creo que esto tiene mucho sentido cuando analizamos
lo que ha pasado en los últimos dos años.
Una larga población está esperanzada a ciegas que algo bueno va
a suceder y es loable esa esperanza porque el pueblo básico
siempre tiene la esperanza que algún día un salvador va a
aparecer y cambiar el destino de miles o millones de personas.
Así se ha vivido por miles de años con esa esperanza. Y aún
siguen esperando esa redención.
Estamos en el siglo 21
donde la tecnología nos muestra otro destino de la humanidad y
podemos a la vez comunicarnos con millones de personas al
instante, pero hay cosas que no aceptamos porque nuestra
capacidad de raciocinio es muy limitada y no podemos
racionalizar el futuro aparte de ir a visitar los brujos, los
que leen las cartas o el tarot. Así creemos que será el futuro.
Pero no, el futuro está ahí y nace hoy con esta nueva posesión.
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RESEÑA DE TIERRA DE CUERVOS,
de Tatik Carrión Ramos, editada
por Escarabajo, en qué está leyendo Gardeazábal

Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal
Audio:
https://www.spreaker.com/episode/50834250
Desde la carátula, un niño campesino meciéndose en un columpio
en el patio de una casa pueblerina, hasta el párrafo final,
cuando el personaje central, la narradora, se monta a un bus y
deja a su novio, soporte, o compañero en la orilla, diciendo
adiós y prefiere no bajarse para que el bus arranque, esta
colección de relatos que se vuelven una sola narración, es
dolorosa, impactante y, desgraciadamente, falta de esperanza.
Pero cómo escribir sobre los derrotados es para muchos pan
comido por lo común y lo repetido. Dado que detallar lo que son
las persecuciones que por casi dos siglos han sufrido los
campesinos colombianos por las guerras, no es un tema que
conmueva ya a los pocos lectores de libros que cada vez están
quedando menos, este libro de Tatik pasó desapercibido.
Antes de que sea tarde y se pierda en el olvido de la fugacidad
de la pantalla que terminó por contagiar la lecturas, hago una
pausa para resaltarlo, para abrirle campo en el estrecho
escaparate donde deben dejarse guardados testimonios tan
impactantes como los narrados en este libro.
Es probable que la Comisión de la Verdad tenga
miles y miles de relatos como el de esta novela de Tatik, pero
no creo que haya media docena que revele, gracias a la habilidad
de la escritora y a la fuerza metafórica de su relato, la
verdadera sinrazón de la estupidez en que patinamos hace 200
años los colombianos.
Por supuesto, “Tierra de Cuervos” es una novela fragmentada que
se ahoga narrando en la primera persona y a veces parece
entonces un gusano patas arribas que quisiera volverse para
retornar a ser mariposa.
Pero es tanto el dolor de las muertes y la
tristeza de la venganza que va hilando la narración, que a veces
parece una novela quieta, quizás porque los diálogos son tan
pobres como el paisaje que uno se imagina o porque Pascual, el
antagonista masculino tiene mucha más fuerza que la narradora.
Empero al terminar de leerla uno cree que es un cuadro de Degas,
imaginándosela en el momento final, sentada en un bus, esperando
que la narradora sea capaz de devolverse. Se deja leer bien
aunque le falta un sabor a paisaje, al aire que tienen los
muchos funerales o al río de Pascual que todo lo guarda y todo
se lo lleva. Quizás ha sido narrada muy velozmente.
El Porce, agosto 6 del 2022
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