Bogotá, Colombia -Edición: 677

 Fecha: Miércoles 07-08-2024

 

 

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JUDICIAL

 

 

 

Hallaron una cabeza en una bolsa de basura: vecinos se alertaron por el repugnante olor




Un macabro hallazgo se registró sobre el mediodía del martes 6 de agosto de 2024, pues los habitantes del barrio Carlos Meisel, situado en el suroccidente de Barranquilla, se comunicaron con las autoridades para reportar que había una cabeza humana.

Los restos se encontraban en una bolsa de basura que estaba tirada en una zona boscosa en la que, generalmente, los ciudadanos se deshacen de los residuos, por lo que se alertaron ante el nauseabundo olor y decidieron acercarse a ver qué era lo que se encontraba allí y descubrieron que se trataba de una parte de un cuerpo humano.

La Policía Metropolitana de Barranquilla se desplazó hasta la calle 74C con carrera 24 y, efectivamente, lograron corroborar la versión de los habitantes del sector. Por esta razón, se llevaron a cabo las respectivas labores para el levantamiento, como el acordonamiento de la zona y la verificación del sector.

Sin embargo, el resto del cuerpo no fue encontrado por lo que las autoridades se encuentran adelantando labores de búsqueda para hallar las demás partes y establecer qué fue lo que le ocurrió al hombre.

En cuanto a la identidad del ciudadano, versiones preliminares indican que se trata de Yensy Gutiérrez Yepes, de 20 años, que fue reportado como desaparecido unos días atrás y era conocido en la zona como “El mello”.

Así también, se dio a conocer que el ciudadano vivía en el barrio Ferrocarril en el municipio de Soledad y que se dedicaba a las labores de conducción de motocarro. Aunque se estima que tendría vínculos con la banda Los costeños, que está bajo el mando de un sujeto conocido como alias Castor.

Cabe mencionar que, este no es el primer caso de un cuerpo desmembrado que se presenta en el sector, por lo que los ciudadanos piden acciones contundentes para evitar que hechos de este tipo vuelvan a ocurrir. Uno de los hallazgos más sonados se presentó el 22 de abril de 2024, en ese momento, los asesinados eran dos jóvenes cuyos cuerpos fueron abandonados en la zona de El Basurero.

En ese entonces, las víctimas mortales fueron identificadas como Jainer Peralta Rocha, de 20 años, y Samuel Barrios Solano, de 18 años, que habitaban en esta zona del suroccidente de la ciudad, por lo que fueron reconocidas por sus allegados.


Diarios locales como El Heraldo afirman que en la zona no solo hay presencia de Los costeños, sino que también se cuenta con delincuentes que pertenecen al Clan del Golfo y algunos de los asesinatos estarían relacionados con el enfrentamiento entre estos dos grupos armados.

Sin embargo, esta sigue siendo una hipótesis que será aclarada conforme avance la investigación que pretende determinar los móviles de estos brutales asesinatos y evitar que un acto similar se vuelva a presentar en la ciudad.


Otro de los actos violentos que se presentó recientemente en la zona tuvo lugar el viernes 2 de agosto, en ese momento, se desató una balacera entre agentes del Gaula de la Policía y presuntos criminales dedicados a la extorsión de los habitantes y comerciantes del suroccidente de la ciudad.

Los uniformados intentaron arrestar en flagrancia a los delincuentes, pues se encontraban amenazando a un comerciante. Sin embargo, los criminales recibieron a balazos a las autoridades para intentar huir, pero todo terminó en un intercambio de disparos que acabó con la vida de uno de los extorsionistas que alcanzó a ser trasladado al Hospital General de Barranquilla, donde se confirmó su fallecimiento. Este contaba con anotaciones judiciales por los delitos de porte ilegal de armas, terrorismo, hurto y fuga de presos.

En cuanto al cómplice, se confirmó que quedó en manos de la Policía que se encargó de realizar el respectivo traslado hasta un centro médico, donde fue atendido para posteriormente ser judicializado.

 

Preocupación por la expansión del Clan del Golfo en Colombia: está en el 75% del territorio nacional




El Clan del Golfo, conocido también como Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), ha logrado expandir su influencia en el 75% del territorio colombiano, operando actualmente en 24 de los 32 departamentos del país. Así lo reveló un reciente informe de la Defensoría del Pueblo, que presentó una radiografía detallada de las actividades criminales de este grupo armado. Desde 2017, un notable 54% de las alertas tempranas emitidas por la Defensoría fueron relacionadas con el Clan del Golfo, evidenciando el creciente dominio y la amenaza que representa para la seguridad nacional.

El crecimiento de la organización criminal es alarmante. Durante el período comprendido
 

 

 

entre 2019 y 2024, este grupo pasó de tener presencia en 213 municipios a ocupar 392, lo que representa un incremento del 84%. Los departamentos donde su acción es más notoria incluyen Antioquia, Chocó, Bolívar, Córdoba, Meta, Nariño, Cauca, Valle del Cauca, Cesar y Cundinamarca. La expansión del Clan del Golfo es especialmente significativa al norte del país, consolidando así su influencia en una vasta extensión del territorio colombiano.

Cabe mencionar que, este grupo armado ha sido acusado de una amplia gama de delitos y violaciones graves al Derecho Internacional Humanitario. Entre las conductas criminales más recurrentes están los desplazamientos forzados masivos, confinamientos de comunidades enteras, reclutamiento, uso y utilización de menores para actividades delictivas, masacres, desapariciones forzadas, enfrentamientos armados con interposición de la población civil, violencia sexual y restricciones a la movilidad de los habitantes.

Además, la dependencia señaló que el 92% de las alertas también resaltan las ganancias ilícitas provenientes principalmente del narcotráfico. Otras fuentes de financiamiento ilegal incluyen la minería ilegal, el contrabando y los préstamos usureros conocidos como ‘gota a gota’.

La publicación del informe sobre el accionar del Clan del Golfo coincide con la reciente decisión del Gobierno nacional de iniciar un diálogo con esta organización. El 8 de julio, el Estado emitió la resolución 257 de 2024, que establece la instalación de una mesa de negociación con las Autodefensas Gaitanistas de Colombia. Esta mesa tendrá el objetivo de abrir un camino para discutir la desmovilización y desmantelamiento de las actividades criminales del Clan del Golfo, a la vez que se analizará el futuro de las órdenes de captura contra sus cabecillas.

Es preciso acotar que el presidente Gustavo Petro ha abordado ocasiones pasadas el avance del Clan del Golfo y la amenaza que representa para las comunidades afectadas. En mayo, durante un discurso en Bojayá, Chocó, enfatizó que la fuerza pública debía enfrentar y frenar el crecimiento de esta organización criminal. “El Clan del Golfo tiene que dejar de extorsionar a la población, está creciendo y hay que actuar de inmediato”, indicó el mandatario, destacando que las instituciones militares no deben trabajar en connivencia con el crimen organizado.

Petro también resaltó que la lucha contra el Clan del Golfo no debe limitarse a acciones militares, sino que su gobierno tiene el deber de buscar mecanismos jurídicos y pacíficos que permitan el desmantelamiento total de esta organización. “El crimen tiene que ser destruido, o se somete, o se destruye. La fuerza pública tiene ese deber en lo que tiene que ver con la destrucción y nosotros tenemos el deber de abrir un camino jurídico y pacífico de desmantelamiento del crimen en la región”, afirmó el presidente.

Además, el tema cobró relevancia y urgencia dado el impacto social y económico que genera la violencia ejercida por el Clan del Golfo. En muchos de los municipios donde tienen presencia, las comunidades viven bajo constantes amenazas y con una movilidad limitada, lo que agrava la crisis humanitaria en estas zonas. Por ello, la Defensoría del Pueblo llamó al gobierno a “emprender acciones y planes de protección efectivos para las comunidades, especialmente en aquellas zonas convulsionadas por el conflicto armado”.


Suspenden clases a más de 1.400 estudiantes por enfrentamientos entre grupos armados en el norte del Cauca




El recrudecimiento del conflicto armado en el Cauca ha generado graves afectaciones en el derecho a la educación, debido a los constantes enfrentamientos y hostigamientos que deja en medio a la comunidad estudiantil.

Esta es la situación que enfrentan más de 1.400 estudiantes en el norte del departamento por los combates entre el frente 57 y la estructura Dagoberto Ramos de las disidencias de las FARC, ocurridos hacia las 5:40 a. m. del martes 6 de agosto, justo cuando muchas familias se alistaban para iniciar sus actividades diarias.

“Se trata de 1,490 estudiantes que no asisten a sus sedes educativas debido al enfrentamiento presentado”, afirmó Anyi Zapata, autoridad ancestral de Toribío.

Las sedes educativas de los colegios Vichiquí, El Congo, Belén, Toribío y La Mina son las que se han visto más afectadas, pues en sus entornos prima la muerte y la violencia por cuenta de los grupos armados al margen de la ley. “Prácticamente a diario están asesinando personas en nuestro territorio y dentro de eso le pedimos a la comunidad que sea prudente: que evite salir de noche, no andar solos. Es una guerra que no nos corresponde y lo único que nos corresponde es ser prudentes con nuestras familias e hijos” complementó la líder comunera.
 

Reportan la muerte de un comunero indígena en su propia vivienda

 


Y es que la situación se tornó más compleja

 

 

 

luego de que se reportara el crimen de dos indígenas, a quienes habrían sacado de sus viviendas para ejecutarlos en una de las carreteras del municipio. “Lamentablemente, fueron asesinados dos comuneros. Al haber presencia de los grupos armados y por ser prudentes con la vida de nuestros niños indígenas, la autoridad tomó la decisión de cancelar las clases, precisamente, porque hay mucho movimiento de actores armados”, apuntó Zapata.

 

Los docentes también son víctimas de los enfrentamientos entre grupos armados en el Cauca

Los profesores que se desplazan hasta los rincones más remotos del departamento para dictar las clases a sus estudiantes, también padecen la crueldad de una guerra que no les corresponde.

De hecho, el sábado 3 de agosto, se reportó el homicidio de Edgar Eduardo Victoria Segura, que se desempeñaba como docente de matemáticas en la Institución Educativa Monte Cruz, en el resguardo Indígena de Vitoncó, en Páez (Cauca).

De acuerdo con las versiones del crimen, Victoria Segura se movilizaba en una camioneta por una vía del municipio con destino a La Plata (Huila), cuando fue interceptado por hombres armados que le habrían disparado en repetidas ocasiones. En el vehículo también viajaban otros dos docentes. “Allí, sobre el puente de la vereda Ricaurte, fueron interceptados por un grupo de hombres, que lo atacaron con arma de fuego a él y otros dos profesores”, afirmó Leonardo González, director de INDEPAZ.

Según lo que indicó Jhoe Sauca, consejero mayor del Consejo Regional Indígena del Cauca (Cric), en la camioneta también se movilizaban personas de la comunidad y una menor de cinco años.

Luego del repudiable ataque, el profesor de 28 años, que también hacía parte de los procesos culturales con niños indígenas en el municipio, fue trasladado a un centro asistencial en La Plata; sin embargo, murió horas después por la gravedad de las heridas.

Ante este preocupante panorama, Víctor Jiménez, representante del Sindicato de Maestros del Cauca, Asoinca, enfatizó en que el Gobierno nacional debe reforzar las medidas de protección para la comunidad educativa, pues los estudiantes terminan siendo los más afectados. “Le hacemos un llamado al Gobierno Nacional y a los organismos internacionales para que defiendan la vida de los actores en la educación”, dijo el representante de Asoinca, citado por el medio reseñado.


Dragoneante del Inpec que había denunciado corrupción en las cárceles fue asesinado en Montería
 



Las autoridades en Montería están investigando el asesinato de un dragoneante del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC) en un ataque perpetrado la noche del lunes 5 de agosto.

La víctima, identificada como José Richard Hernández, fue atacada con un arma de fuego mientras se desplazaba en su motocicleta entre los barrios Villa Caribe y la Urbanización Mandála, de la ciudad de Montería, según informó la Policía Metropolitana del municpio.

El comandante de la Policía Metropolitana de Montería, el coronel Carlos García, dio declaraciones sobre el incidente, señalando que Hernández estaba de descanso y se dirigía a su residencia en el momento del ataque.

“Se nos presentó el homicidio del dragoneante José Richard Hernández, persona que se desplazaba hacia su residencia. Fue abordado por dos delincuentes que le causaron la muerte”, expresó García.

Añadió también que se ofrece una recompensa de hasta veinte millones de pesos por información que lleve a la captura de los responsables del asesinato. “Las autoridades ofrecen hasta veinte millones de pesos por quien nos apoye con información que nos permita la identificación e individualización de estos delincuentes. En este momento estamos trabajando las hipótesis que pudieron originar estos hechos, si están relacionadas con el ejercicio de su cargo o actividades diferentes”, agregó el coronel.

El Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario se pronunció ante la muerte del dragoneante en sus redes sociales: “Lamentamos profundamente el fallecimiento del Dg y guía canino, Richard Hernández, quien se encontraba vinculado al ERON de Montería. Queremos expresar nuestras más sentidas condolencias a la familia, amigos y compañeros de trabajo. Nuestro apoyo y solidaridad están con ustedes”.

De acuerdo con información de Caracol Radio, días antes de su muerte, Hernández había denunciado actos de corrupción por parte de un compañero dentro de la cárcel Las Mercedes de Montería. Según Hernández, su compañero había estado permitiendo el ingreso de teléfonos a los reclusos. Por este motivo, José Richard había sido trasladado a Caucasia, sin embargo, no tenía plan de seguridad.

Este antecedente plantea la hipótesis de que el asesinato pudiera estar vinculado a sus denuncias y a su rol dentro del Inpec. Según, Óscar Robayo, presidente nacional de la Unión de Trabajadores Penitenciarios, afirmó que en el 2024 van 37 funcionarios del Inpec asesinados por realizar sus tareas correspondientes.

 

 

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