Bogotá, Colombia -Edición: 677

 Fecha: Miércoles 07-08-2024

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\\ OPINIÓN //

 

 

 

EDITORIAL

 
Los pseudo-solipsistas


Un país completamente atrasado, país del medioevo; Colombia le dicen. En este país la decencia es algo variable, puedes defecar al pie de la iglesia y dependiendo de quien seas la banalidad de la acción cambiaria. Inclusive ¿las afueras de las iglesias no se han vuelto espacios sumamente políticos? los creyentes son acosados a las afueras en busca de alcanzar su voto. Pero, ellos justifican todas esas acciones, la contaminación auditiva, visual y el cúmulo absurdo de propaganda tirada en los suelos dice mucho de nuestra sociedad; Colombia un país con una cultura pseudo solipsista “"Solo sé que existo yo, y todo lo demás existe únicamente en mi mente".

Hemos pervertido esta frase, o mejor aún la hemos pervertido a la anarco-empirista… Sólo me importa yo, y todo lo demás existe en cuanto a lo que yo quiera. En otras palabras delimitan al mundo a partir de sí mismos, un mundo en donde ellos afirman con ímpetu sus necesidades, las cuales resultan ser más importantes que el resto.

Ver mis necesidades con mayor importancia que las del resto, genera una constante justificación. En efecto, verse como lo más importante implica que la acciones realizadas van cargadas de superioridad entonces el otro pasa ha ser afectado, de forma directa o colateral, no obstante, este daño no representa mayor importancia siempre y cuando esta acción me haya dado buenos resultados.

La fórmula de la superioridad genera justificaciones, las justificaciones, un pragmatismo y este pragmatismo genera el ciclo repetitivo del distanciamiento entre sujetos como ciudadanos, en otras palabras, entre mis acciones más afectan a los otros, estos últimos entenderán que para sobrevivir debe de adoptar la fórmula de la superioridad para así decantar en una sociedad esquizoide; todos con representaciones y finalidades diferentes, generando así un país en el que todos hacemos presencia pero nunca una simbiosis como sociedad.

 

 

 

 

En la búsqueda de un futuro presente

Por: Zahur Klemath Zapata

zapatazahurk@gmail.com  

 

La falta de conciencia y sentimientos de autonomía nos lleva a vivir dependiendo de otros que se aprovechan de nuestras inseguridades. Y esto ha sido una constante en la evolución humana que la gente acepta como algo normal.

 

En verdad es normal para los seres que su capacidad de raciocinio no ha evolucionado lo suficiente como para dilucidar la realidad de las cosas que el hombre pretende establecer.

La vida social en la actualidad es muy compleja y ha entrado en una maraña de sentimientos que existen en diferentes estados y esto hace que cada uno responda a impulsos emocionales. Pero quienes están al mando del establecimiento usa esas condiciones para manipular a una mayoría que le son fieles sin importarles el sufrimiento que los seguidores puedan sentir.

Por esos los Estados se vuelven poderosos al mando de un hombre o un líder quien es el que rige el destino de todos. Al final todos sufren y pierden. Pero cuando la sociedad aprende de esas experiencias se organiza y establece una ruta a seguir todo cambia.

Los congresistas no piensan más allá de la realidad que ellos están viviendo porque es su forma natural de manejar su entorno. Pero el pueblo al final es el que determina para dónde va la nación y quien será el que llegue al congreso.

El tiempo hace que las sociedades maduren o se estanquen y otras aprenden del pasado como si fuera una lección de conocimiento. Esto nos diferencia en muchas formas los unos a los otros, aunque vivamos en una misma civilización.

La Nueva Granada fue grande porque era un territorio colonizado por barbaros oportunistas que todo les llego por azar de las circunstancias y al final lo perdieron todo. Esa sociedad que quedo nacida de la colonización apenas está aprendiendo de la miseria, el maltrato y la vergüenza de ser mestizo, criollo o mulato y que hoy es una amalgama de todo un poco y quienes presumen de blancos son simplemente los presuntuosos de algo que no son. El poema de Luis Carlos Gonzáles “Raza” describe muy bien lo que son.

Hay una nueva generación que se está enfrentado no al pasado sino al futuro y están reclamando los derechos que le son propios porque ya no pertenecen a los ancestrales criollos que no supieron gobernar cuando el florero de Llorente. Ya no hay ese temor y esa inseguridad que tuvieron los antepasados, a pesar que hoy no están lo bien preparados para administrar un país, pero si saben cuándo una nación

 

 

 

está mal administrada y parasitada por el congreso que continúan actuando como si nada pasara en el país. Y hoy pretenden ser los nuevos gobernantes y continuar viviendo del erario.

 

BURITICÁ ES DEL CLAN
Crónica #937

Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal

 

Audio: https://www.youtube.com/watch?v=x8B-_dsto38

 

Lo habíamos dicho y no pararon bolas. La mina de oro de Buriticá, la que en épocas de Santos atrajo y con ganas a los canadienses de Continental Gold y se convirtió en la gran panacea de la explotación minera en Colombia, quedó en un alto porcentaje en manos del Clan del Golfo, el más grande grupo de los traquetos colombianos que libran la guerra total que estamos sufriendo.

No se como se diga Buriticá en chino, pero como los canadienses le vendieron los derechos en la mina a los chinos de Zijin, las víctimas del avance desmesurado del Clan son los capitalistas de Pekín.

Tanto y de tan extrema gravedad que demandaron a Colombia ante el CIADI, la misma entidad que salvaguardó el páramo de Santurbán pero que no va a amparar el ingenioso procedimiento con que los del Clan se fueron apoderando de la mina de Buriticá, túnel por túnel, hasta perder el control de la operación.

Así lo dice la demanda y lo recalca cuando esgrime que el túnel de Yaraguá, el más importante de la explotación, lo perdieron en un 100 por 100 y que los de Rampa Sur e Higabra no los controlan sino en un 40%.

Ha sido una batalla que el gobierno de Petro ha perdido aceleradamente estos dos años y sin que nadie diga nada.

Dicen que el año pasado la Zijin registró más de 90 mil detonaciones de personas buscando oro sin que tengan derecho alguno sobre la mina y este año, a mayo, llevan más de 50 mil.

La ley colombiana a la que los chinos acudieron en protección los ha mandado a comer espárragos. Pero el oro sigue saliendo por toneladas y alguien se lo compra al Clan y alguien les guarda la plata.

Mindefensa, tan paisa como la mina, dice que realizar un megaoperativo pondría en riesgo la vida de mineros quienes a pesar de ser informales, no pertenecen a organizaciones ilegales. Es decir, no son del Clan, pero el Clan los puso allí, el Clan los protege y quizás les paga en rama, no en cuenta bancaria, como lo tienen que hacer los chinos. Es la Guerra que van ganando Los Traquetos.

El Porce, agosto 7 del 2024

 

 

 

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