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EDITORIAL
El camino
del medio
Las personas tienen que
aprender a ser, ni demasiado optimistas ni demasiado pesimistas.
Porque la bipolaridad de la interpretación del destino de la
humanidad está sujeta a los aciertos y a los errores con los que
avanza, permanece o retrocede la historia de la civilización y
de la barbarie con la que las multitudes en todas las
localidades de la aldea global manifiestan su presencia. Los
aciertos y desaciertos se evidencian básicamente en la forma en
cómo se relacionan las personas entre sí, y en el
aprovechamiento que ellas hacen del capital natural mediante el
trabajo.
Por equilibrio emocional y racional es recomendable el camino
del medio, lo que implica no ser tan positivo ni tan negativo
respecto de la humanidad y de los acontecimientos que las
conductas de los actores de poder y las gentes del común
despliegan a diario y con las que se verifica el esplendor o
decadencia de una comunidad local que pertenece a una nación.
Siempre hay que recordar que no se puede tomar un
acontecimiento, como si el mismo constituyera todos los
acontecimientos. Las generalizaciones no suelen ser objetivas en
cuanto a la realidad a la que hacen referencia.
Por supuesto que es claro y diáfano como la luz del día que el
comportamiento de las personas genera dudas respecto a que el
ser humano es un desastre de animal que no para de defecarla,
porque el pesimismo se recrea en lo escatológico. Pero aun así
persiste el optimismo cuando observamos a seres humanos
compartiendo con otras especies de animales de la vida
silvestre, terrestre y acuática relaciones de amistad y compañía
o cuando se reconoce con optimismo que somos parte de una
especie que explora e indaga la vida en el universo.
Hay que reconciliarse mediante aquellos instantes en que la
estulta alegría de la vida loca se apodera de la euforia para
lanzar la pesadez del mundo al aire, en los días de fiesta y
ágape en los que se vota por puertas y ventanas la casa, en los
que la concordia hace su arribo y el mundo es una legión de
ángeles amigos protectores que nos prodigan bienestar y
felicidad, volviéndolo todo color rosa y magnifica festividad de
embriagueces y risas.
¡Ah! ...Pero habrá días de tormenta, de aciagas y pertinaces
lluvias, con amaneceres oscuros de neblina, cumbres borrascosas
y zaguanes con aleros umbríos de penas y melancolía, en los que
se padece el abandono del mundo, la ausencia de los seres
amados, en el tiempo en que todo llega tarde, incluso la muerte.
Se vivirán noches de oscuridad, de abandono y depresión en las
que reina un infierno iracundo sin tregua que arrincona a la
mente con el hechizo de la aniquilación, deseando el Big Crunch
del universo, y en especial, la muerte del circulo íntimo que lo
amamantó y parió en este valle de lagrimas en el que los
corruptos y criminales caen parados y ascienden con más poder y
privilegios.
Lo ciclotímico de la vida, pasión, muerte y resurrección del
destino humano, resumido en la evidencia de estar en el cielo
llorando sin acceder a los detalles de lo simple, de las
pequeñas cosas y llamarlas por su nombre sin ambigüedades y de
frente con sutileza, como el detalle cantinflesco que les
recuerda a las multitudes de la diversidad cristiana que
Jesús-Cristo les entregó como vía de salvación y resurrección el
mandamiento de amaos los unos a los otros y no de armados los
unos contra los otros.
Lo que le está sucediendo al pueblo palestino por la ira de
Israel ha dejado a la tierra santa convertida en un infierno que
arde en llamas sobre cenizas y escombros.
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Los impuestos,
una forma fácil de detener el progreso

Por: Zahur
Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com
El impuesto ha sido una
obligación que los gobernantes bárbaros imponen a los pueblos
que han subyugado y conquistado a la fuerza.
Hoy, después de siglos de sometimiento y falta de raciocinio,
una avanzada de ese pueblo sometido está entendiendo el abuso
que se sigue cometiendo con la sociedad.
Un multimillonario en la actualidad entiende con más claridad lo
que aquí se dice, por razones del manejo del dinero. El dinero
como tal es solo un estado mental que mueve la dinámica laboral
y emocional. Porque el dinero es solo la demanda por algo que se
ejecuta o se quiere ejecutar. Es el cambio de una cosa por otra
y la satisfacción de lo recibido por lo dado. Esta es la forma
simple de entenderlo. A pesar de que hoy hay una multivariedad
de negociaciones que se dan usando elementos que van desde la
criptomoneda, al trueque y a negociaciones online. Donde nada es
real, todo es confianza.
En el mundo político son otros
valores. Es lo que el Estado impone para él existir como
establecimiento y sus aliados. Aquí es la imposición de
impuestos a las cosas que el pueblo posee y que el mismo Estado
le da un valor para éste usufructuar la plusvalía que el
ciudadano tiene sobre su propiedad y sus ganancias laborales.
Como el establecimiento no es un ente de razonabilidad, este no
puede ser consciente de la equidad que debe tener sobre los
ciudadanos. Lo que él sí tiene es el poder de grabar bajo leyes
que el establecimiento crea para imponer impuestos que le van a
permitir existir y mantener la burocracia y la corrupción a su
alrededor.
En una sociedad autónoma se manejarían otros criterios. Porque
los ciudadanos establecerían unas normas de recolección de
regalías que irían para el manejo de los bienes comunes
administrados por secretarías y comités que se encargarían de
mantener al día el bienestar social y nacional.
Los impuestos como tal, desgastan a la sociedad e impiden el
sano crecimiento de ella porque ella se verá siempre contra la
espada y la pared entre pagar impuestos sanamente o delinquir
para poder prosperar. Y esta es una de las razones por las que
todas las sociedades delinquen de una u otra forma.
El crimen no se da gratuitamente en relación económica. Los de
mente empresarial siempre están bajo esa disyuntiva, porque
siempre se está pensando en las ganancias. Lo que está
criminalizado tiene mayor valor comercial, a pesar de los
riesgos, pero siempre hay quienes prefieren vivir bajo altos
grados de adrenalina para conseguir alcanzar sus metas.
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El Establecimiento parece no
tener la capacidad de la razonabilidad, y sus representantes,
que son una variedad de jugadores con el bien común, hacen las
leyes para ellos beneficiarse por el tiempo en el que van a
permanecer en sus puestos políticos y ellos saben que el
Establecimiento siempre va estar ahí, no hay nada que perder.
QUÉ LEE GARDEAZÁBAL

Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal
Reseña de La rubia de Hamburgo
Relatos de Arturo Prada Lima
Editado por Caza de Libros
Audio:
https://www.youtube.com/watch?v=zp5uldSeues
No soy amigo de los relatos breves y mucho menos
cuando pretenden, y hasta logran, alcanzar profundidad
psicológica utilizando la ironía.
Lo que si soy es un admirador de la tenacidad de
los expatriados, que constituyen la cada vez más crecida
diáspora colombiana, por no perder el hilo con su Colombia.
Arturo Prada Lima es un escritor nariñense que hace 25 años vive
en España y unos más estuvo dando vueltas por Alemania. Defensor
premiado como periodista de los derechos humanos, en especial de
los inmigrantes en la Europa continental, acaba de publicar en
la inquieta editorial ibaguereña Caza de Libros este pequeño
compendio de relatos, dividido en dos grandes bloques, los del
otro lado y los de este lado que al mismo tiempo que sorprende
por la calidad y habilidad en el manejo del trecho de los
exiliados, desilusiona en la lectura del bloque de los recuerdos
de esta patria lejana.
Las breves narraciones de los inmigrantes son de
maravilla. La explotación literaria del antagonismo y el
absurdo, construyen la imagen que las palabras no alcanzan a
darle. El relato que le da título al libro, la de Hamburgo, es
un dechado de ironía tejida como croché de abuelita de las
tierras frías nariñenses.
Son 33 esfuerzos metafóricos punzantes y muy satisfactorios para
tanta parquedad acumulada. Los otros 30, los del recuerdo de
esta patria lejana, no lo son por ninguna parte por donde se los
mire.
Resultan a veces tímidas memorias del antiguo guerrillero o del
militante expulsado o del colombiano arrepentido, pero no
cuajan, por lo que es mejor no profundizar en ellos y hacer de
cuenta que el libro solo llega hasta la página 45 porque son tan
bien estructurados, tan eslabonados en la remembranza lejana y
la acción intrépida del inmigrante latino que salta obstáculos y
construye esperanzas, que con llegar hasta allí lo hace un
librito inolvidable.
El Porce, octubre 6 del 2024
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