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EDITORIAL
Migración
El capitalismo en manos de la burguesía
multinacional y plutócrata liderado por el presidente de los
Estados Unidos de Norte América promueve una avanzada de guerra
imperial colonialista con ocupación de territorios, control
monetario, aduanero, arancelario y sanciones económicas a las
naciones y sus socios comerciales, para asegurar la expansión
inmobiliaria de los rascacielos de Nueva York y de los clubes y
resorts de Miami.
Por supuesto que el paisaje urbano que se pretende imponer va
acompañado de la extracción de recursos naturales del suelo,
subsuelo, las profundidades oceánicas, el agua y la
biodiversidad para la sostenibilidad económica imperial. El
sueño americano para americanos patriarcales, machistas,
supremacistas, homofóbicos, xenófobos y seguramente arios puros
de ojos azules, quienes encarnan el destino manifiesto de ser
una minoría poblacional convencida de gobernar el mundo
exterminando pueblos.
La constante de la guerra colonial imperial capitalista continúa
desde la revolución industrial, ya que las fuerzas productivas
de las multitudes planetarias están en confrontación con la
naturaleza y con la condición humana. Esa guerra allana el
camino de la destrucción de lo paisajes construidos por la
diversidad humana, a los que el imperio quiere imponer su modelo
de arquitectura y de comercio global.
La incertidumbre del modelo de desarrollo unipolar en el que una
sola nación imperial pone las reglas del comercio y la política
de migración es respondida por la industria inmobiliaria en
cuanto a que es evidente que en el corto y mediano plazo ésta
puede llevar a algunas ciudades mundiales y globales a colapsar
por falta del suministro de agua, o porque la contaminación
atmosférica las hace invivibles, o porque algunas ciudades
costeras van a terminar sumergidas bajo el agua. Sin embargo,
puede afirmarse que están dadas las condiciones favorables para
el establecimiento de un mundo multi polar en el que los países
puedan comerciar en sus respectivas monedas y ningún país tenga
el derecho unilateral de imponer sanciones.
Las pretensiones autoritarias e impositivas de las políticas con
las que el presidente Donald Trump de manera violenta sueña
confirmarlas han sido rechazadas por muchos de sus pares que
gobiernan otras naciones. Vale pues, resaltar la frase del
presidente Lula de Brasil que expresó que a Trump lo eligieron
para que gobernara a Estados Unidos no al mundo, para que China
acuda a la organización mundial del comercio con la finalidad de
que se garanticen acuerdos, convenios y tratados de libre
comercio que el actual gobierno norteamericano decide incumplir.
Donald Trump y todos los gobernantes de las naciones que poseen
armas de destrucción masiva, han de saber y entender que ninguna
nación está por encima de otra, por fuerte que una sea y la otra
sea débil, en razón al número de habitantes y de armas que cada
una posea, porque la autonomía, soberanía y dignidad no se
negocian, y así se lo ha hecho saber Gustavo Petro a todos los
gobiernos supremacistas que están adoptando la política de
migración violando los derechos humanos a través de
deportaciones ilegales contra las poblaciones en condición de
irregularidad migratoria.
Un nuevo orden económico internacional multi polar viene en
camino y las personas tendrán que estar muy bien informadas
respecto a cómo serán beneficiadas o perjudicadas, y así
prevenir potenciales afectaciones a sus patrones y estándares de
vida, porque las pensiones y los ahorros se los están disputando
monedas diversas.
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Sociedades en
extinción

Por: Zahur
Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com
Las sociedades son cuerpos orgánicos que existen
igual que un organismo vital, que viven dependiendo el
tratamiento que se den a sí mismas o a su condición genética.
Todo es circunstancial en razón de sí, pero en relación a una
sociedad todo está relacionado a su manejo intrínseco, o la
conducta de quienes están al frente de ellas.
Colombia es un territorio que podría decirse es el paraíso que
todos buscaban en la antigüedad, y que hoy esta colonizado por
barbaros invasores. Estos no entienden de nada, y se creen los
dueños de todo, sin pensar cómo vivir a la altura de lo que hay,
ni hacer daño a la misma naturaleza.
Colombia sigue siendo de colones mediocres que
creen que quitándole al otro lo que tiene, envidiando la
prosperidad del otro, no dejando por último que los demás
prosperen, van a logar alcanzar lo que nunca tuvieron.
Esa ignorancia y falta de razonabilidad mantiene al margen a
todos y viviendo como miserables en medio de la riqueza. Esto
deja muchas circunstancias indeseadas que hace que la gente huya
de esos territorios en busca de mejores oportunidades. Y todo
esto es dado por el mal manejo de quienes asumen las riendas de
los Estados, elegidos por sociedades sin experiencia en la
elección que terminan eligiendo a estos farsantes.
Estas situaciones de mal manejo de la cosa pública o el Estado
son como una verruga que aparece en el cuerpo y poco a poco se
va creciendo, y se convierte en un cáncer que tarde o temprano
hace metástasis. Por eso se ha visto en Europa como han nacido y
desaparecido países, y América Latina no ha estado exenta de ese
síndrome social.
Colombia necesita sacudirse o tener buenos
médicos que le diagnostiquen la enfermedad que tiene, la
hospitalicen para hacerle el tratamiento que le impida una
muerte segura, y que pueda restablecerse de la quimioterapia y
demás tratamientos que le pongan.
Posiblemente esto que se está diciendo sea confuso para muchos
por la inexperiencia en el manejo de la política o la economía
de un país. Pero, aquellos que pasaron por las universidades más
prestigiosas saben de qué se está hablando y que es lo que hay
que hacer.
Colombia tiene gente muy preparada en todos los
niveles que pueden administrar y dirigir el país. Pero para eso
se necesita organización social y ganas de hacer las cosas bien.
De lo contrario seguirán viviendo como criminales que son, tal
cual el Estado colombiano los ha colocado. Porque él es el mayor
creador del crimen organizado.
Cada ciudadano es un criminal, un estafador, un delincuente o un
infractor bajo las leyes que existen en el país. Porque nadie
puede decir que no ha cometido ninguno de los delitos a los que
el Estado los obliga a cumplir. Por ejemplo, el pago de
impuestos o darle a alguien algo para que agilice o haga
cualquier favor. |
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Ya es tiempo de visitar al doctor para que
formule lo que hay que hacer, espero que sea solo un
antiparasitario para tomar todos los colombianos.
QUÉ LEE GARDEAZÁBAL

Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal
Nexus
De Harari
Editada por Debate
Audio:
https://www.youtube.com/watch?v=9JZHbf5Re4w
Leer este libro abruma hasta los tuétanos.
Respira pesimismo por todas partes aunque a veces, en su cascada
de terrores, plantea algunas soluciones casi todas
inverosímiles.
Es el compendio de un sabio en 471 páginas de texto (y 173 de
notas bibliográficas) pero en un lenguaje muy lejano del fácil y
agradable de sus otros libros bestseller como Sapiens y Homodeus.
Tal vez es un libro que hay que leer y hasta releer muchos
pedazos para poder entender a donde se está precipitando el
mundo con la dictadura de los computadores, los algoritmos y la
IA, que él llama Inteligencia Ajena.
Es la historia de la comunicación desde el punto de vista
crítico, no del que tiene el otro libro de moda que pretende
quizás lo mismo, (El paréntesis de Gutenberg) de Jarvis, que
explica la historia del impreso desde los comienzos de la
imprenta hasta la asustadora IA.
Harari plantea muchas revisiones acertadas del pasado y cuenta
con lentitud como el odio lo siembran los algoritmos, como se
abre paso la carrera por las puntuaciones sociales manejadas por
ellos y como estamos muy cerca de la creación de mitologías
intercomputacionales, que serán mucho más complejas y ajenas que
cualquier dios de creación humana.
Advierte, eso sí, que los beneficios de esa red que se está
construyendo aceleradamente pueden ser enormes, pero que también
podrían acabar con la civilización humana.
El peligro, lo explica un poco enmarañado, es que los
computadores y los algoritmos pueden reconocer emociones humanas
mejor que los propios humanos, precisamente porque no tienen
emociones. Tiene ejemplos abofeteadores como el del carro sin
chofer que mata a un transeúnte por no matar un gato o el de
considerar que si tres años de altas tasas de desempleo pudieron
llevar a Hitler al poder, es inimaginable hasta dónde puede
llegar el desorden mundial con la crisis interminable del
desempleo laboral que los algoritmos y la IA decretarán
inevitablemente.
Es un libro cargado de las comparaciones históricas del profesor
de historia de Cambridge que es Harari, pero es tan pesimista en
su proyección futurista que lo más barato que nos garantiza es
la anarquía digital o la resurrección de la torre de Babel
porque cada fabricante de ordenadores terminará hablando su
propio idioma y el mundo estará dividido no por otra cortina de
hierro, sino por una de silicio.
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