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La doctrina del garrote

Por: Agustín Perozo Barinas
«La tierra está llena de ruinas de imperios que creyeron que
durarían para siempre» Percy Shelley
Se abre el telón:
https://youtu.be/K6EpgyY2Tm8?si=_zI3_8ekKfG-okbq
Muchos que nunca han manipulado un arma de fuego, mucho menos en
combate, tampoco un arma blanca en circunstancias similares, se emocionan viendo
películas violentas (guerra, mafia, narco, etc.) La cruda realidad, obviamente,
es otra.
Hay una trágica historia de una lucha cuerpo a cuerpo en noviembre del 2024
entre un soldado ruso, Andrei Grigoriev y un soldado ucraniano, Dmytro Maslovsky.
Dmytro tenía solo 30 años. Andrei, 38.
A principios de enero del 2025, imágenes sangrientas de la cámara corporal de
Dmytro se difundieron por la Internet. El video lo muestra acercándose a una
casa particular con una ametralladora. En algún momento surgen disparos desde el
edificio. Entonces aparece el soldado ruso, Andrei, y se enzarzan en una lucha
cuerpo a cuerpo.
Dmytro termina mortalmente apuñalado y en el video se escucha cómo, antes de
morir, se dirige por última vez a su madre: «Mamá, adiós», y le pide a Andrei
dejarlo morir en paz, solo…
«No pude ver el video por mí mismo. Me hace sentir mal cuando trato de recordar
lo que pasó», dijo Andrei cuando supo sobre el video. «Tengo miedo de que las
madres vean este video, no quiero que se comparta más. Por favor, no lo vuelvan
a publicar en sus historias».
Para los desorejados, así es la guerra: brutal, despiadada. Y un garrote no
acaricia.

Continuemos con historia básica: con la Doctrina Monroe, la cual
fue una postura de política exterior de los Estados Unidos que se oponía al
colonialismo europeo en el hemisferio occidental. Sostenía que cualquier
intervención en los asuntos políticos de las Américas por parte de potencias
extranjeras era un acto potencialmente hostil contra los Estados Unidos. El
presidente James Monroe articuló por primera vez la doctrina en 1823 aunque no
llevaría su nombre hasta 1850.
No fue hasta mediados del siglo XX que la doctrina se convirtió en un componente
clave de la estrategia estadounidense. Noam Chomsky sostuvo que en la práctica
la Doctrina Monroe ha sido utilizada por el gobierno estadounidense como una
declaración de hegemonía y un derecho de intervención unilateral sobre las
Américas.
Luego surgió la política del Big Stick del presidente estadounidense Theodore
Roosevelt: «Habla suavemente y lleva un gran garrote, así llegarás lejos» («Speak
softly and carry a big stick, you will go far»).
La doctrina del garrote actualmente es de mucho mayor alcance.
Pero tienen en común ese proverbio, que aunque Roosevelt afirmaba era de África
occidental, hay poca evidencia de ello. Henry Kissinger, como
Secretario de Estado de los Estados Unidos,
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resumió el concepto de la siguiente manera: «Un portaaviones es
igual a 100,000 toneladas de diplomacia».
La doctrina del garrote puede aplicarse en ámbitos empresariales,
deportivos, sentimentales, políticos, etc. «El poder es para usarlo», reza un
viejo dicho y poder es fuerza. Rusia aplicó el garrote a Ucrania, Israel en Gaza,
China podría en Taiwan, los Estados Unidos podría en Venezuela; siendo estos dos
últimos ejemplos hipotéticos. Pero todos estos ejemplos tienen algo en común:
intereses… geopolíticos, materias primas (minería, hidrocarburos), rutas
marítimas, expansión hacia nuevos mercados, recursos marítimos, recursos
energéticos, etc.
Un demagogo criollo expresó: «Esa es una de las frases más detestables que ha
existido y que han practicado; no señor, el poder no es para usarse, el poder es
para administrarse a favor de la gente». Ese tipo de declaraciones nos recuerda
a un comediante entregando lo mejor de sí en el escenario para hacernos reír a
carcajadas.
La doctrina del garrote es un último recurso pero ya en curso es una fuerza
formidable desencadenada: Hiroshima, Nagasaki, Dresden, Hanoi…
La historia nos ha enseñado que los acuerdos tienen una vida útil. Todo tipo de
acuerdo es temporal. Un tranque o ruptura de acuerdos es más traumático y de
mayor alcance en la política entre poderes hegemónicos. Sin embargo, luego del
garrote, apostamos a la negociación y al entendimiento, mientras dure.
La doctrina del garrote en ocasiones se aplica para «ablandar» y no destruir al
receptor: amenazas, coerciones, bloqueos. Si la fortaleza de nuestro adversario
nos debilita, se intenta revertirlo con el garrote. Hay negociaciones que no
llevan a ningún lado o son, más bien, jugadas cosméticas. Los gazatíes proclaman
que «no olvidarán ni perdonarán». Los ucranianos, con cientos de miles de
muertos, con muchas infraestructuras comprometidas y la pérdida de al menos un
20% de su territorio, tampoco olvidarán al corto plazo.
Hamás atacó sorpresivamente a Israel en el 2023 y recibió una respuesta
desproporcionada del garrote judío. Ucrania insistía, por soberanía y seguridad,
entrar en la OTAN, convenientemente para la Unión Europea por los inmensos
recursos ucranianos, pero un riesgo para los intereses rusos y, de nuevo, el
garrote ruso.
En un planeta convulsionado la gente de los países del Tercer Mundo está
emigrando con mayor intensidad hacia los países desarrollados. La inmigración es
necesaria en cualidades y calidades, siguiendo las cuotas permitidas de
inmigrantes por cada país receptor. Cuando esto se desborda la doctrina del
garrote se aplica con deportaciones y sanciones a empleadores. Las deportaciones
son a veces desgarradoras ya que implica separar familias o expulsar gente con
arraigo ya establecido. Pero el garrote es insensible.
Con el narcotráfico será siendo un relato sin fin, con garrote o sin él,
mientras la demanda se mantenga alta y deba suplirse. Entre democracias
liberales, medidas draconianas contra este flagelo es impensable. Además, el
consumo de drogas va a la par con la anulación del pensamiento crítico. El
entretenimiento, la avaricia, la vanidad y el consumismo son los dioses
modernos. En esa esfera las drogas encuentran tierra fértil.
Dentro del radicalismo, fundamentalismo, fanatismo y extremismo religioso o
ideológico, la doctrina del garrote se manifiesta en acciones terroristas: golpe
de efecto. Las más de las veces teniendo gente inocente como víctimas. El
garrote se desempeña mejor entre enfrentamientos militares, no entre civiles.
La
República Popular China muestra una expansión descomunal en el comercio, en la
producción de bienes, en lo militar, en la
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tecnología, en las finanzas, en lo espacial, en la aeronáutica,
en fin, casi en todo giro, y ya es un gran desafío para la hegemonía e intereses
estadounidenses en todo el mundo. ¿Habría acuerdos de cooperación más amplios
con los chinos como negocian los estadounidenses con los rusos al presente?
La doctrina del garrote no encaja en un mundo democrático donde debería tener
peso, para todos, sin excepciones, el imperio de la ley y un régimen de
consecuencias dentro de un Estado de Derecho. Lo lamentable es que ese mundo
democrático, como el comunismo puro y simple, también se encuentra en una
dimensión utópica. Es muy bonito soñarlos pero la realidad nos pega fuerte: el
ser humano no está ni en una cosa ni en la otra. Curiosamente, los movimientos
con ideologías fascistas van ganando terreno. Una derecha no reinventada, donde
la doctrina del garrote sí tiene un potencial formidable de implementación: o
por las buenas, o por las malas.
En el constante desarrollo de la tecnología, la temida inteligencia artificial,
la robótica, ¿estarán siendo programadas para aplicar el garrote en algún
momento de su tecno-evolución contra todo aquello que afecte sus intereses?
Incluidos nosotros, los humanos.
El garrote impone los acuerdos y mantiene la vigencia de los mismos cuando la
concertación, la diplomacia, el diálogo, el consenso, se tornan inútiles. La
Unión Europea, que parece que ya cumplió su rol histórico como cuna de la
civilización occidental y de sus instituciones, está despertando a una realidad
que no es «civilizada» pero necesaria ante la expansión de otros poderes, como
Rusia o China. Es la realidad de la doctrina del garrote. El fuerte no respetará
acuerdos con el débil cuando no convenga. ¿Qué pasó con el acuerdo Protocolo de
Minsk del 2014 y la eventual «operación militar especial» de Rusia en Ucrania en
el 2022?
Los acuerdos son quebradizos, el garrote no. Acuerdos arancelarios, acuerdos
fronterizos, acuerdos de paz y cooperación, acuerdos marítimos… hay de todo
tipo. El jugador con el mayor garrote determina unilateralmente la vigencia y la
contractualidad de los mismos (nada que ver con contractualismo, que es la
teoría política y ética que sostiene que las normas sociales y políticas se
basan en el consentimiento de las personas).
Ejemplos sonados, sin orden cronológico, de garrotazos en la historia
contemporánea, unos lo dieron, otros lo recibieron:
Adolf Hitler (murió) 1945
Fidel Castro (tomó el poder) 1959
Benito Mussolini (murió) 1945
Muammar al-Gaddafi (murió) 2011
Francisco Franco (tomó el poder) 1936
Augusto Pinochet (tomó el poder) 1973
Rafael Trujillo (murió) 1961
John F. Kennedy (murió) 1963
Donald Trump (retomó el poder) 2025
Mao Tse-Tung (tomó el poder) 1949
Hugo Chávez (tomó el poder) 1999
En un conflicto resolutivo la doctrina del garrote es ventajosa para el que
ostenta el poder, la fuerza y los recursos de dominio. Pero si el adversario
presenta los mismos niveles de determinación, empuje y fortaleza, podría todo
concluir como en la película de ciencia ficción ‘WarGames’ donde una guerra
termonuclear global sería como el juego tres en raya, en el sentido de que si
todas las partes participan en el uso a gran escala de sus arsenales con las
estrategias más efectivas posibles, ninguna de las partes ganará realmente: Alea
acta est! |
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