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CHARLAS CON UN MAESTRO SAMMASATI

Por: Gongpa Rabsel Rinpoché
Lama Sammasati para Latinoamérica
Ser Uno Mismo: Una Batalla Espiritual
según el Budhismo
La
célebre frase de E.E. Cummings, “No ser nadie más que tú mismo, en un
mundo que está haciendo todo lo posible para que seas como los demás,
significa luchar una de las batallas más duras, que cualquier humano
pueda enfrentar”, resuena profundamente en la filosofía budhista. Aunque
expresada en un contexto literario distinto, esta idea encaja
perfectamente con la búsqueda budhista de la auténtica identidad y la
liberación del sufrimiento.
El Yo y la Iluminación
El budhismo enseña que el ego, o el "yo" individual, es una ilusión
creada por la mente. Esta falsa identidad es la raíz del sufrimiento, ya
que nos lleva a compararnos con los demás, a anhelar lo que no tenemos y
a aferrarnos a lo que tenemos miedo de perder. La búsqueda budista
consiste en trascender este ego falso y descubrir nuestra verdadera
naturaleza, que es intrínsecamente pacífica y libre.
La Presión Social y el Camino Espiritual
En el mundo actual, la presión social para conformarse, para encajar en
ciertos moldes, es inmensa. Las redes sociales, los medios de
comunicación y las expectativas culturales nos bombardean constantemente
con ideales de belleza, éxito y felicidad que pueden ser difíciles de
resistir. Sin embargo, el budismo nos invita a cuestionar estos ideales
y a encontrar nuestra propia verdad.
La Batalla Interior
Cummings describe la lucha por ser uno mismo como una batalla. En el
budhismo, esta batalla se libra principalmente en el interior de cada
individuo. Es una lucha contra los propios pensamientos, emociones y
hábitos que nos impiden ver las cosas como realmente son. Esta batalla
interior requiere de gran valentía y determinación, pero también de
paciencia y compasión hacia uno mismo.
¿Cómo podemos ser fieles a nosotros mismos?
* Práctica de la atención plena (mindfulness): Observar nuestros
pensamientos y emociones sin juzgarlos nos permite identificar los
patrones que nos alejan de nuestra verdadera naturaleza.
* Meditación: A través de la meditación, podemos calmar la mente
y conectar con nuestra sabiduría interior.
* Cultivo de la compasión: Comprender que todos los seres buscan
la felicidad y
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tratan de evitar el sufrimiento nos
ayuda a desarrollar una actitud más amable hacia nosotros mismos y hacia
los demás.
* Conexión con la naturaleza:
La naturaleza nos ofrece un espacio para reconectar con nosotros mismos
y con el universo.
En conclusión, la frase de Cummings nos recuerda que ser
auténtico es un desafío constante. El budhismo nos proporciona las
herramientas para enfrentar este desafío y encontrar la paz interior. Al
cultivar nuestra propia práctica espiritual, podemos trascender las
limitaciones del ego y vivir una vida más plena y significativa.
Tashi Delek, para todos y todas.
DE AQUÍ Y DE ALLÁ

Por: Otoniel Parra Arias
DE
AQUÍ: En Colombia nos movemos en medio de aguas turbulentas que al
parecer nadie puede aplacar y por el contrario bajo la presión de aires
tormentosos que a veces incentivan la furiosa tormenta.
Así lo podemos observar en el desarrollo de una guerra interna en la
cual unos pocos parecen imponer la ruta que se lleva por delante la
tranquilidad y vida de habitantes de pueblos lejanos a pesar de los
esfuerzos de nuestras fuerzas miliares.
Estos enemigos de la paz parecen imponer el desasosiego, lo cual sirve
de triste derrotero para que las armas de la legalidad entren en acción
pero desafortunadamente siempre a la zaga de los aconteceres delictivos.
Al menos hay la esperanza del nuevo ministro de Defensa que al parecer
tiene antecedentes que pudieran cambiar en un momento dado este triste
itinerario devolviéndole a las fuerzas militares todo el poder que
alberga su historial, para entrar de lleno en la defensa ciudadana, sin
estar aparentemente siempre a la defensiva y en la expectativa de los
desmanes de los enemigos del orden constitucional.
Por ahora seguimos a la espera de los puntos focales de desorden que
aparecen en diversos lugares de un momento a otro y que colocan a los a
las fuerzas del orden en situaciones disímiles en las que incluso la
misma ciudadanía puede ser utilizada como conejillo de indias a favor de
la delincuencia para acosar y tratar de chantajear al estado. Ojalá esta
situación termine pronto y vuelva la normalidad a los campos y
carreteras de Colombia actualmente bajo esta constante amenaza.
Mientras tanto las estadísticas son pragmáticas aunque dolorosas. Me
refiero a la opinión internacional reflejada en esas observaciones
técnicas sobre los países en mejor estado de prosperidad por su armónico
desenvolvimiento y los que situaciones de guerra colocan en los últimos
renglones, apareciendo esta semana en
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último lugar Colombia debido a estas
situaciones. Importante que reaccionemos y no dejemos que desde los
cambuches del desorden siga minándose lo que hasta la fecha se ha
logrado para sacar al país adelante.
DE
ALLÁ: desde los lejanos campos de guerra en otro continente, como en
tiempos relativamente cercanos, hace ochenta años, cuando la famosa
segunda guerra mundial, de nuevo se destapan las declaraciones
encubiertas sobre nuevas amenazas a la paz, como siempre desde las
heridas putrefactas de liliputienses confrontaciones como la pequeña
Gaza en oriente medio, vituperada y triturada por no decir masacrada por
su poderoso y envalentonado vecino Israel, que sigue llevándose por
delante la vida de madres en embarazo, niños y mayores aniquilados por
sus armas de destrucción masiva suministradas ladinamente por otro
poderoso por ahora sin entrar de lleno a la barbarie, el sinigual
Estados Unidos.
Y ni que
decir de la falsa guerra entre Rusia y Ucrania fruto de una invasión
atrevida en la cual ya el poderoso oso ruso ha tomado a partes
importantes de este país vecino que por muchos años ha luchado por su
independencia.
Las
desgracias no llegan solas según el decir popular lo cual es muy cierto
en este caso. Esto al referirnos a la llegada apocalíptica de Donald
Trump a la presidencia de EE.UU., dispuesto a reanudar sus relaciones
secretas con el sátrapa Vladimir Putin, cada día más convencido que la
madre Rusia como en tiempos de Pedro el Grande es el único argumento
válido para supuestos amigos lejanos y los no muy seguros vecinos de
Europa confundidos actualmente en continuar con su carrera exitosa hacia
el poder comercial y la expectativa de una guerra mundial con la que
amenaza Putin basado en sus misiles nucleares.
Afortunadamente tanto Putin como los confundidos miembros de la
comunidad europea son lo bastante inteligentes como para saber que un
solo misil que aterrice en el centro de Moscú y vuelva añicos todos los
esfuerzos comerciales muy similares al occidente que tanto envidian u
otra arma voladora con carga atómica que tenga el mal gusto de aterrizar
en inmediaciones de la torre Eiffel de Paris, llevarían al mundo a la
fatal tercera guerra mundial que tanto temor genera.

Recordando al viejo aforismo según el cual, luego de la tercera guerra
mundial, la cuarta sería con tirachinas y espadas de madera.
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