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EDITORIAL
Patéticos
Es patético ver y oír a los
empleados de los medios de comunicación que hasta hace algunos
meses eran hegemónicos en el arte de la desinformación pública
mediante falsas noticias o a través de la calumnia contra el
presidente del gobierno de Colombia, sus familiares, ministros y
bancada en el congreso, quejarse de la trasmisión en vivo y en
directo de los consejos de ministros.
Algunos consideran que la trasmisión viola la intimidad del
espacio en el que se decide la implementación y ejecución de las
políticas públicas a cargo de los ministerios, porque atenta
contra la tradición en la que a puerta cerrada el presidente y
su gabinete presidencial urden la asignación de recursos
provenientes del erario con el objetivo de su apropiación
privada. La única razón por la cual se objeta que las decisiones
que toma el ejecutivo se transmitan al aire.
Otros, en extremo corporativos, resienten que los televidentes
se priven de la parrilla de programas que todas las noches
cautivan la inteligencia emocional de los consumidores
acostumbrados a ver por los canales tradicionales enlatados,
realities y cuentachistes, porque ¿cómo se atreven a no dejar
ver La Voz, o Chepe Fortuna? ¡ Esos si son grandes programas del
entretenimiento de la industria cultural que con gran acierto
promueven el talento nacional! Pero el consejo de ministros; ¡que
jartera! La política es tan aburrida.
Pocos medios de comunicación hacen mención de las palabras
iniciales del presidente Gustavo Petro en el último consejo de
ministros relacionado con la situación social, política,
económica, militar y de violencia del Cañón del Micay,
departamento del Cauca, que agrupa los municipios de Argelia, El
Tambo, López de Micay, Guapi y Timbiquí. Sobre todo, el caso del
corregimiento de Plateado perteneciente al municipio de Argelia,
que conecta al resto del departamento del Cauca con el Pacífico.
Dicha zona de la biogeografía de Colombia, se encuentra sembrada
con plantaciones de coca, cuya productividad se destina para la
producción y comercialización de la cocaína que se exporta a
buena parte de los países del mundo, principalmente desde el
puerto de Buenaventura. Es pues, ese comercio lo que atenta
contra la seguridad de las poblaciones locales, pero en esencia
atenta contra la Nación, es decir contra toda la población
nacional que se encuentra bajo la amenaza de los carteles
internacionales o mafias cobijadas bajo el delito del
narcotráfico.
Y es que, según dice el presidente, quienes dominan esos
ejércitos son extranjeros, básicamente carteles mexicanos y
otros. Al Plateado ya se le conocía como una “bolsa del
narcotráfico a nivel mundial” desde donde se cuadran los precios
de la cocaína a nivel mundial, bajo la coordinación de la mafia
suramericana con sede en Dubái, que aún la policía no investiga,
y que, incluso, (en esta afirmación no es claro si entre algunos
miembros de la policía en asocio con la mafia quieren matar al
presidente), sus nombres y acciones se conocen.
Dubái, situada en la costa este del golfo Pérsico y que es uno
de los siete emiratos que constituyen los Emiratos Árabes Unidos,
es conocida por su lujoso comercio, la arquitectura ultramoderna
y su vida nocturna animada por los carteles de la cocaína. Qué
patética es la avanzada del Plan Colombia impulsada por los
Estados Unidos y sus aliados colombianos con el pretexto de
adueñarse de las acusaciones imputadas otrora al narcoterrorismo
de las FARC. *Recomendado; consejo de ministros.
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Negocios de alto riesgo en una
economía de pobretones

Por: Zahur
Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com
El mundo económico contemporáneo se mueve bajo
valores morales y productivos que en el pasado no se
consideraban con valor económico y social. Muchos de los
productos que circulaban en el mercado eran libres y nadie le
ponía trabas para su venta y consumo, eran bienes libres y
naturales. No existía ese doble sentido al que la moral
religiosa y social comenzaron a establecer y satanizar para
crearles un valor subterráneo y así moverlos en el mercado con
valores que solo esos bienes por la demanda y su restricción
elevaban sus precios. Así nació Coca-Cola y mucha de la medicina
que hoy se consume.
Con el auge de la gran industria, la economía
cambió, y ahora con el desarrollo de nuevas tecnologías que
nadie se imaginaba que iban a desarrollarse, nos encontramos en
una era donde hay más leyes y tratados de los que existieron al
comienzo de la civilización.
Al aparecer la llamada democracia y los políticos de carrera
cualquier negocio que aparezca y sea de alta demanda y
rentabilidad, de inmediato va aparecer los intereses del
establecimiento que lo manejan los políticos y la moral
religiosa y vienen los gravámenes que hacen que nazca a su
alrededor una corrupción que no se puede detener. El llamado
contrabando y evasión de impuestos, más todo el crimen que se
genera por que no se puede ir a los estrados judiciales a
negociar las deudas y compromisos.
Toda esta negociación de alto riesgo se viene
presentando por los últimos 120 años y ahora la tragedia es
mayor porque en el comienzo no se tenía la capacidad de
proyección al futuro porque éste no existía ni existe en el
intelecto de quienes manejan la cosa pública.
Los países más desarrollados han logrado manejar
estos asuntos y les ha permitido prosperar económica y
socialmente porque han racionalizado el manejo de esa economía
de alto riesgo haciendo que se maneje como la medicina, que la
hay de alto riesgo, que cuando sale al mercado ya viene con su
explicación para que sirve y cuáles son los riesgos que se
tienen al usarla y estas a su vez indemnizan a sus pacientes por
los daños que ellas causen. Todo esto se mueve dentro del mundo
de la legalidad.
Las farmacéuticas son las empresas más lucrativas
del mundo y están reguladas por el Estado y éstas también
generan dependencia y un alto consumo. Las otras drogas y
productos no están reguladas y generan la misma dependencia más
el crimen organizado. Esta parte jamás se ha analizado a
profundidad y simplemente lo han dejado como si fuera una pelea
callejera.
Por eso los países sub-desarrollados no avanzan
económicamente porque crean una dependencia emocional con los
que presumen de potencias económicas y en la realidad es el
temor que se tiene a enfrentarse con estos al igual que cuando
en la escuela matonean a los estudiantes con cara de buenos e
inocentes.
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QUÉ LEE GARDEAZÁBAL

Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal
Reseña de la novela póstuma de
García Márquez
Editada por Random House
Audio:
https://www.youtube.com/watch?v=W3WTOjQsteE
Es probable que cuando García Márquez hizo las
últimas correcciones al texto de EN AGOSTO NOS VEMOS no
existiera la Inteligencia Artificial ni que Cristóbal Pera, el
encargado de maquillarla 10 años después de muerto, supiera
tanto de la prosa garciamarquina.
No importa. Rehacer un libro que el autor no dejó terminado es
difícil y uno de nuestro premio Nobel mucho más. Pero resulta
tan delicioso leer esta novela de poco vuelo y saberse de nuevo
cargado en la hamaca insostenible de su prosa, que los detalles
del parto literario se olvidan.
Bien lo dicen sus dos hijos en el prólogo que hacen para
advertir que fue la batalla final contra el alzheimer la
verdadera razón para no haberla terminado.
Y lo reafirma, de otra manera, su restaurador, el
señor Pera, cuando, dice textualmente en el epílogo y explica
simplemente como lo rearmó: “mi trabajo consiste en hacerlo más
fuerte de lo que ya está en la página”. Pero como desde el
primer renglón hasta el último se palpa la habilidad del
narrador.
Como la fascinación por el adjetivo exacto enriquece al lector.
Y cómo se llega hasta a oler el inconfundible gesto de la mujer
casada, casi cincuentona, que repite religiosamente año tras año
la visita a la tumba de la madre en una isla, convirtiendo el
viaje en un acto de rebelión sexual contra el buen músico de su
marido.
También deja intuir, en detrimento de la tensión, que acude no a
ponerle flores a la tumba sino a levantarse la bata y
aventurarse con hombre distinto en cada viaje. Pero como solo es
por una noche, uno sabe muy bien que es una novela de García
Márquez, costeño machista pero temeroso de Mercedes Barcha su
esposa de toda la vida.
Tal vez no se trate de una obra maestra y quizás los expertos
críticos del macondiano hasta la pongan en la lista de las obras
menores de un autor tan prolífico. Pero da tanta satisfacción
encontrar el manejo magistral de la descripción y la solvencia
al llevar la trama por entre los vericuetos de una misma tensión
repetida, que cuando se termina la novela, se cierra el libro y
no provoca leer el epílogo de Cristóbal Pera para no caer en la
tentación de comprobar la maestría de las correcciones que
alcanzó a hacerle GGM al margen y que se desparraman en las
cuatro páginas facsimilares del borrador original.
Un libro para pensar en la eternidad del texto literario y en el
gozo fugaz del sexo pactado con el calendario.
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