Bogotá, Colombia -Edición: 782

 Fecha: Miércoles 09-04-2025

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TECNOLOGÍA-CIENCIA

 

 

 

La resurrección del lobo terrible: Ciencia, nostalgia y debate en torno al primer animal desextinto con éxito

 

 

 

 

reciente clonación de lobos rojos —una de las especies más amenazadas del planeta— usando un enfoque desarrollado durante la investigación del lobo terrible.

Pero no todos están convencidos de que estos esfuerzos sean los más adecuados. Críticos del campo de la bioética y la conservación ambiental argumentan que los recursos destinados a la desextinción podrían invertirse mejor en proteger hábitats naturales o reforzar poblaciones existentes. Además, hay inquietudes sobre el uso de animales vivos como sustitutos gestantes y sobre los riesgos de introducir especies nuevas —o reinventadas— en ecosistemas actuales que podrían no estar preparados para recibirlas.

 

Christopher Preston, profesor de filosofía ambiental en la Universidad de Montana, reconoce que Colossal parece haber tenido en cuenta el bienestar animal en su proyecto, destacando el tamaño del hábitat, la seguridad y el respaldo de organizaciones como la Sociedad Americana para la Prevención de la Crueldad hacia los Animales. Aun así, plantea dudas legítimas sobre el rol ecológico que podrían cumplir estos lobos en el futuro.

 

“Es difícil imaginar que estos animales sean liberados en un entorno natural realista”, dijo Preston. “En muchos lugares, incluso mantener poblaciones de lobos grises ya es un desafío por la oposición política. Introducir lobos terribles, aunque modificados, podría resultar insostenible y hasta peligroso”.

 

 

La visión de Colossal es ambiciosa. Quieren demostrar que la ingeniería genética puede no solo resucitar especies extintas, sino también reparar ecosistemas dañados y abrir nuevas posibilidades para la biotecnología aplicada. Pero entre los logros científicos y la responsabilidad ética, el camino es complejo y, por ahora, incierto.

Lo que sí es claro es que los cachorros de lobo terrible ya están aquí. Caminan, juegan, y crecen bajo la mirada atenta de los científicos que los trajeron de vuelta. Son, en muchos sentidos, criaturas del pasado que habitan un presente completamente distinto. Y con ellos, la humanidad da un paso más hacia un futuro en el que los límites de la vida, la muerte y la evolución parecen cada vez más negociables.

 

La línea que separa la ciencia ficción de la realidad se hizo aún más delgada esta semana. La empresa biotecnológica Colossal Biosciences, con sede en Dallas, sorprendió al mundo con el anuncio del nacimiento de tres cachorros de lobo terrible, una especie que se extinguió hace más de 12.000 años. El logro no solo marca un hito científico sin precedentes, sino que también revive el debate ético y ambiental sobre la desextinción de especies desaparecidas.

El lobo terrible, conocido científicamente como Aenocyon dirus, fue uno de los depredadores más formidables del Pleistoceno tardío. Más grande y robusto que el lobo gris actual, se caracterizaba por una mandíbula poderosa, pelaje espeso y una constitución imponente. Su imagen fue inmortalizada en la cultura popular como los temibles “direwolves” de la serie Game of Thrones. Pero más allá del imaginario colectivo, este animal habitó realmente los territorios de lo que hoy es Norteamérica hasta su desaparición hace unos 12.500 años.

 

 

Ahora, gracias a una compleja combinación de tecnologías —clonación, edición genética y biología sintética—, Colossal ha dado vida a tres nuevos ejemplares. Dos machos nacieron el 1 de octubre de 2024, y una hembra vio la luz el 30 de enero de 2025. Los tres viven en una reserva privada de más de 800 hectáreas, en un lugar no revelado por razones de seguridad, monitoreados constantemente por un equipo de biólogos, veterinarios y drones.

El proceso para lograr este renacimiento comenzó con la recuperación de ADN antiguo de dos fósiles: un diente de 13.000 años y un cráneo de 72.000 años. A partir de allí, los científicos ensamblaron dos genomas completos del lobo terrible, y compararon estos con los de cánidos modernos como lobos grises, zorros y chacales. Así, identificaron las variantes genéticas específicas del Aenocyon dirus, como el color del pelaje y la densidad capilar.
 

Mediante la tecnología CRISPR, se realizaron 20 modificaciones en 14 genes de células de lobo gris, que luego fueron clonadas y transferidas a óvulos donantes. Tras la implantación en sustitutas —probablemente perros domésticos, aunque Colossal no ha confirmado oficialmente esta parte del procedimiento—, los embriones se

 

 

desarrollaron con éxito, culminando en el nacimiento de los tres cachorros.

 

Ben Lamm, CEO y cofundador de Colossal, expresó en un comunicado que este es “el primer caso exitoso de desextinción de un animal” y que representa apenas el comienzo. Desde 2021, su empresa ha venido trabajando en la resurrección de otras especies extintas como el mamut lanudo, el dodo y el tigre de Tasmania, con avances notables pero aún sin resultados tangibles como en el caso del lobo terrible.

Más allá del logro técnico, la hazaña ha encendido una conversación global. ¿Qué significa realmente traer de vuelta una especie extinta? ¿Hasta qué punto puede considerarse que estos cachorros son verdaderos lobos terribles y no simples híbridos genéticos? Love Dalén, profesor de genómica evolutiva en la Universidad de Estocolmo y asesor de Colossal, afirmó que los nuevos animales son “99,9 % lobo gris” en términos genéticos, pero que los rasgos que se lograron recuperar hacen que “se parezcan más a un lobo terrible que cualquier otra cosa que hayamos visto en 13.000 años”.

En efecto, lo que Colossal ha creado no es una copia perfecta del Aenocyon dirus, sino una versión moderna, un híbrido con su apariencia externa, su comportamiento potencial y algunas de sus características genéticas más distintivas. Para Dalén, eso basta para considerarlos representantes válidos de la especie: “Han resucitado el fenotipo del lobo terrible. Para mí, eso es suficiente”.

 

Sin embargo, la pregunta más difícil de responder no es cómo lo hicieron, sino por qué. El objetivo declarado de Colossal es utilizar estas tecnologías para la conservación y restauración ecológica. Es decir, más allá del espectáculo de traer de vuelta criaturas extintas, la empresa busca aplicar lo aprendido para salvar a especies en peligro. Un ejemplo concreto es la

 

 

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