Bogotá, Colombia -Edición: 792

 Fecha: Viernes 02-05-2025

 

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INTERNACIONAL

 

 

 

Reservistas israelíes se rebelan contra Netanyahu

 

 

El respaldo interno a la guerra en Gaza comienza a resquebrajarse en Israel. Una creciente ola de oposición proviene ahora de quienes han sido pilares del conflicto: los reservistas militares. Miles de ellos, procedentes de distintas ramas de las Fuerzas de Defensa de Israel, están firmando cartas abiertas y uniéndose a protestas para exigir el fin de los combates y priorizar la liberación de los rehenes aún retenidos por Hamás.

A inicios de abril, una primera carta firmada por más de mil miembros de la fuerza aérea marcó el inicio de este movimiento inédito. Desde entonces, el número ha superado las 12.000 firmas, incluyendo soldados de unidades de élite y altos mandos retirados. El mensaje es claro: continuar con la ofensiva no solo es ineficaz, sino que pone en riesgo la vida de los aproximadamente 24 rehenes que aún estarían vivos en Gaza.

Para muchos firmantes, como el exjefe del Mossad, Danny Yatom, la raíz del problema es el propio primer ministro. “Netanyahu no piensa en los rehenes, ni en el país. Piensa en su supervivencia política”, aseguró. Y aunque algunos han sido críticos del mandatario desde antes del 7 de octubre, cuando comenzó esta guerra tras el ataque de Hamás, muchos otros hablan desde el dolor de haber servido con la convicción de estar haciendo lo correcto.

Uno de ellos es “Yoav”, un reservista de infantería que combatió en Gaza y ahora se niega a volver. “Creía que estaba ayudando. Pero esto ya no es una guerra por justicia. Es perder nuestro país”, expresó desde un parque en Jerusalén.

Las consecuencias ya se sienten: el número de reservistas que responden al llamado ha caído drásticamente. Algunos informes indican una asistencia de apenas el 50-60 %, lo cual supone un golpe crítico para unas fuerzas armadas que dependen en gran medida de este contingente.

Pese a la presión, Netanyahu desestima las críticas, calificándolas de “propaganda de anarquistas”. Pero las protestas en Tel Aviv, las encuestas y el descontento en los cuarteles muestran que la fractura social es real. Y mientras los rehenes siguen bajo tierra, el país se pregunta si la lucha es aún por ellos, o por los intereses de un gobierno cada vez más aislado.

 

Trump y Kiev sellan un acuerdo económico sin garantías de seguridad para Ucrania

 

 

Un nuevo capítulo en la relación entre Estados Unidos y Ucrania se ha abierto con la firma de un acuerdo para la explotación conjunta de tierras raras y otros recursos estratégicos. El pacto, impulsado por Donald Trump y anunciado como un hito económico, permitirá a Estados Unidos tener una participación financiera clave en la minería ucraniana. Sin embargo, más allá del entusiasmo oficial, en Kiev persiste una inquietud central: el acuerdo no incluye garantías explícitas de seguridad ni compromisos concretos en materia de ayuda militar.

El primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, celebró el acuerdo como una “alianza igualitaria” que permitirá atraer inversión, promover el crecimiento económico y facilitar el acceso a tecnologías de punta. Según detalló, se creará un fondo

 

 

 

conjunto entre ambos países por una década, con iguales derechos de voto, sin que la ayuda militar prestada por Estados Unidos desde 2022 forme parte del trato. Es decir, Kiev no pagará con recursos naturales por el apoyo que ha recibido durante la guerra con Rusia.

Sin embargo, el trasfondo geopolítico es más complejo. Este pacto surge en un contexto donde las conversaciones de paz con Moscú siguen estancadas y los bombardeos rusos no cesan. Mientras se firmaba el acuerdo, un ataque con drones en Odesa causó dos muertos y más de una decena de heridos. En ese marco, la falta de garantías sobre la continuidad del respaldo militar estadounidense ha dejado un sabor agridulce en la dirigencia ucraniana.

En Kiev se teme que este movimiento forme parte de una estrategia de Trump para justificar futuros recortes en la ayuda militar, camuflándolos bajo una narrativa de “inversión económica”. Desde el ala más dura del Kremlin, el ex presidente ruso Dmitri Medvedev ya interpretó el acuerdo como un “pago adelantado” por futuras armas, insinuando que Kiev ha cedido a las presiones de Washington.

La lectura estadounidense es diferente. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, afirmó que este pacto refleja un compromiso con la paz duradera y la prosperidad de Ucrania, y que impedirá que cualquier actor vinculado a la maquinaria bélica rusa se beneficie de la reconstrucción. Según Bessent, el acuerdo refuerza la posición de Trump de cara a una eventual negociación con Moscú.

No obstante, analistas y funcionarios ucranianos siguen viendo con recelo la idea de que la inversión económica sustituya al respaldo militar. “La magia del capitalismo no detiene misiles”, comentó un alto funcionario ucraniano en privado, evidenciando la desconfianza sobre la capacidad real del acuerdo para disuadir nuevas agresiones rusas.

Aunque el gobierno ucraniano ha querido proyectar este pacto como un paso hacia la reconstrucción, lo cierto es que no resuelve las urgencias más inmediatas del país: armas, inteligencia y apoyo logístico. En el corto plazo, lo firmado abre una puerta económica, pero no una salida militar.

¿Un paso hacia la paz o una jugada política sin red de seguridad? Ucrania, una vez más, camina sobre una delgada línea entre la necesidad y la incertidumbre.

 

Jueza anula orden de captura contra Evo Morales en medio de tensa antesala electoral

 

 

A poco más de tres meses de las elecciones presidenciales en Bolivia, la justicia ha dado un inesperado giro en favor de Evo Morales. La jueza departamental Lilian Moreno anuló la orden de captura que pesaba contra el exmandatario, así como todos los actos investigativos relacionados con una antigua denuncia por presunta relación con una menor de edad.

 

Morales, quien gobernó entre 2006 y 2019, aspira a retornar al poder en los comicios del 17 de agosto, pese a un fallo constitucional que prohíbe la reelección continua o discontinua por más de una vez. Su intento ha sido visto por muchos como una apuesta arriesgada, sobre todo en un país que aún debate las secuelas políticas del convulso 2019, cuando Morales abandonó el poder tras denuncias de fraude electoral y protestas generalizadas.

Desde octubre de 2024, el líder cocalero permanecía refugiado en la región del Chapare, su bastión político, donde fue protegido por simpatizantes que bloquearon los intentos de su detención. La anulación de la orden judicial no solo supone un alivio legal, sino también un impulso simbólico para su regreso a la arena política.

 

“Después de mucho tiempo siento que llegó la justicia”, escribió Morales en su cuenta de X, celebrando la decisión que le permitirá, en sus palabras, iniciar una caravana hacia La Paz para inscribir oficialmente su candidatura el próximo 16 de mayo.

 

 

 

El fallo, sin embargo, no es definitivo. La sentencia de la jueza Moreno es de primera instancia y podría ser revertida por tribunales superiores. Manuel Baptista, presidente del Consejo de la Magistratura, advirtió que la resolución será revisada y que, de encontrar irregularidades, se sancionará a la funcionaria.

 

El caso que originó la orden de captura se remonta a una denuncia de 2015, cuando Morales habría tenido una relación con una adolescente de 15 años, con quien habría tenido una hija un año después. En 2024, la Fiscalía de Tarija reabrió el expediente con una nueva tipificación penal, acusando al expresidente de trata de personas. No obstante, la jueza Moreno acogió los argumentos de la defensa, que calificó la nueva investigación como una reinterpretación ilegal de un caso previamente cerrado.

 

Para analistas como Carlos Cordero, de la Universidad Católica Boliviana, la decisión judicial no implica una habilitación definitiva para que Morales sea candidato, pero sí representa “un aliento moral” en su carrera por volver al poder.

Mientras el oficialismo guarda silencio, Morales acusa a su exaliado y actual presidente, Luis Arce, de liderar una persecución política con el objetivo de eliminarlo del mapa electoral. La contienda, sin duda, será tan judicial como política.

 

Trump busca eliminar el TPS para venezolanos y lleva el caso ante la Corte Suprema

 

 

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha elevado a la Corte Suprema su intención de terminar con las protecciones migratorias conocidas como TPS (Estatus de Protección Temporal) para más de 300.000 ciudadanos venezolanos que residen en el país. Esta medida, originalmente bloqueada por un tribunal inferior en California, ha generado un nuevo pulso judicial en pleno desarrollo de su segundo mandato.

La controversia comenzó cuando Kristi Noem, secretaria de Seguridad Nacional designada por Trump, anunció a inicios de año el fin del TPS para los venezolanos, una figura que les permite residir y trabajar legalmente en Estados Unidos mientras su país enfrenta condiciones inseguras o extraordinarias. Grupos de beneficiarios acudieron a la justicia argumentando que la decisión era ilegal por violar los procedimientos administrativos federales, además de estar motivada por prejuicios políticos y raciales.

El tribunal federal en California les dio la razón, frenando la orden de Noem que estaba prevista para entrar en vigor a finales de marzo. Posteriormente, el Noveno Circuito de Apelaciones también rechazó el intento del Gobierno de revocar ese fallo, dejando vigente la protección temporal para los migrantes afectados.

Ahora, Trump recurre al máximo tribunal del país. En su apelación, la administración sostiene que la decisión judicial “interfiere con prerrogativas fundamentales del poder ejecutivo” y entorpece decisiones de política migratoria que, según el Congreso, deben tomarse con agilidad y discreción.

 

Este caso es uno más en una serie de apelaciones de emergencia presentadas por Trump ante la Corte Suprema en su actual mandato. La lista incluye disputas sobre el despido de funcionarios federales, políticas hacia personas trans en las fuerzas armadas y procedimientos de deportación bajo la Ley de Enemigos Extranjeros.

Para cientos de miles de familias venezolanas, la decisión final marcará el rumbo de su vida en Estados Unidos. Mientras tanto, la comunidad permanece en vilo, pendiente de lo que determine un tribunal que en los últimos años ha sido clave en el destino de muchas de las políticas más polémicas del expresidente.

 

 

 

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