Bogotá, Colombia -Edición: 796

 Fecha: Domingo 11-05-2025

 

 

Página 12

   

COLUMNISTAS

 

 

 

Cordura

Por: Edgar Cabezas

 

La prolongada guerra fratricida en Colombia continuó su perverso ciclo de violencia en el siglo XXI con la confrontación armada entre los gobiernos de entonces, elegidos por la mayoría de los electores contra la organización insurgente de las Farc. Después del fracasado acuerdo de paz durante el gobierno de Andrés Pastrana que dejó la imagen de la “silla vacía de Tirofijo”, porque Marulanda sospechó que lo querían matar en San Vicente del Caguán, hecho que marcó el rechazo de las Farc al inicio de un proceso de paz. Era el 7 de enero de 1999.

 

A principios del siglo las Farc constituyeron un ejército que se tomó las principales carreteras del país para realizar secuestros extorsivos en masa, a los que se llamó como “las pescas milagrosas”. Dichas acciones consistían en montar un retén y seleccionar algunos de los ocupantes de los vehículos que paraban para llevarlos a pasear, amarrados con cadenas, por las rutas de la selva. Se dieron casos en los que, a pesar de pagar la cuota por el rescate, las víctimas morían.

El temor generado por esta práctica determinó que el proyecto paramilitar auspiciado por terratenientes, ganaderos y narcotraficantes eligieran, durante dos periodos a Álvaro Uribe, con la promesa de erradicar y desalojar a los frentes guerrilleros de las Farc de las carreteras del país. Y es que en realidad este fue un logro de su primer gobierno, por lo que la gente de los municipios en los que el Estado hacia presencia, aún le guardan agradecimiento.

En resumen, los hechos ocurridos en la primera década del siglo XXI en Colombia, están presentes en las relaciones sociales de reconciliación y convivencia con relación a la voluntad de paz en las generaciones que conversan y dialogan acerca de la no repetición de los hechos y actos de violencia y, ante todo, la no estigmatización en el presente ante acontecimientos del pasado. Para alcanzar una verdadera la paz, se necesita recordar sin dolor puesto en la ira.

El odio aglutina y el amor divide. Por ello es que entre el odio y el amor surge la guerra como la doctrina del dolor y la enemistad fratricida en la mente proclive a la mano asesina. Empezar una guerra es fácil, terminarla es bien difícil porque la gente no está preparada para amarse. Algo en la doctrina, en esa fe progresista que nos ilumina con “amando venceremos”, es un proceso de repersonalización personal en que, con consciencia, se favorece el ideal de que, en tres periodos de gobierno correspondiente al acuerdo de paz, el pueblo comprometido orienta su participación en consolidar la reforma agraria y el desarrollo rural agropecuario alimentario durante los cuales se abastece de materias primas a la industria y de alimentos en fresco a la ciudadanía.
 

La disciplina política consiste en no provocar ni dejarse provocar por los gestos y palabras

 

 

 

que inciten a la violencia. A los diálogos presénciales entre el poder constituido y el poder constituyente hay que asistir disponiendo de tiempo, con paciencia, atendiendo el procedimiento y las reglas establecidas para que el objetivo de solucionar hechos de discordia se solucione de manera pacífica, demostrando en todos los territorios que entre todas la comunidades humanas de la ciudades y campos de Colombia, el autoritarismo y la violencia no pasarán. ¡A entrenar! es el llamado, porque ¡éste es el gobierno del cambio!

 

¡UN CANAZO DE TACÓN ALTO!

Por: Álvaro Ramírez González
alragonz@yahoo.es

 

La captura efectiva del expresidente del Senado, Iván Name, y del expresidente de la Cámara, Andrés Calle, el mismo día y en el mismo proceso, no tiene antecedentes en la historia judicial del país.

Son igualmente miembros de la fauna política, pero el país no tiene antecedentes de que los dos presidentes de las dos cámaras del poder legislativo, estén acusados y ya capturados por actos de corrupción en su desempeño.

¡Gravísimo!

Es un indicador muy claro de lo enferma que está la sociedad colombiana.

Sin duda.

Es impensable que ambos presidentes de ambas Cámaras legislativas, hayan aprovechado esa dignidad, para chantajear al gobierno y reclamar esas gruesas sumas de dinero a cambio de apoyar con sus bancadas, los proyectos de ley del Ejecutivo.

Lo complicado de un concierto para delinquir, es que, si cae uno de los delincuentes, caen todos.

La ley colombiana es muy generosa en beneficios para quienes colaboran con la justicia y le hacen más fácil la tarea al poder judicial.

Eso fue lo que pasó con estos dos altos dignatarios.

Cayeron, producto de un sapeo.

He estado viendo videos del proceso de entrega de los $3.000 millones a Iván Name en su apartamento de Bogotá, por parte de Sneyder Pinilla y Sandra Ortiz, llamada “ la mensajera”, y también de la entrega que hizo Sneyder, de los $1.000 millones al Representante Andrés Calle en su apartamento en Montería.
 

Es un largo relato de llamadas, mensajes y citas que no les voy a relatar por qué no aporta nada nuevo al contenido.

Cayeron los dos grandes del poder Legislativo.

 

 

 

Cayeron por los sobornos ordenados por Carlos González, persona muy cercana a Petro y Olmedo López, director de la UNGRD.

Así queda pues hoy el mosaico de los artífices de esta ola de corrupción, y compra de congresistas, por el gobierno del Gustavo Petro.

Olmedo López - capturado y acusado.

Sneyder Pinilla - capturado y condenado.

Sandra Ortiz - capturada.

 

Carlos Barreto- condenado.

Eduardo López- capturado.

Edgar Riveros - capturado.

 

Carlos González- prófugo.

Ricardo Bonilla - implicado.

Guillermo Jaramillo- investigado.

Luis Fdo. Velasco - implicado e investigado.

Iván Name- capturado y acusado.

Andrés Calle- capturado y acusado.

Olmedo López aceptó los cargos, y ha tratado de colaborar con la justicia, pero no se ha atrevido aún a implicar a su jefe directo, Gustavo Petro.

Tiene mucho miedo.

Sneyder Pinilla, acaba de ser condenado y ha sido el que más rápido resolvió su situación con la justicia, previa una denuncia a todos los miembros de este concierto delictivo.

Sandra Ortiz, también optó por el camino de la colaboración y reducirá su pena.

Sneyder Pinilla y Sandra Ortiz son los dos denunciantes que tienen hoy tras las rejas a Name y a Calle.

Le han contado a la justicia con lujo de detalles, llamadas, chats, y reuniones, como y cuando le entregaron los $3.000 millones a Iván Name en Bogotá, y como y cuando los $1.000 millones a Andres Calle, en Monteria.

Name y Calle están fritos.

Con todas esas pruebas y testimonios, no tienen escapatoria.

Y la sociedad colombiana aterrada de ver a estos dos líderes de las dos cámaras legislativas, en la cárcel.

Por ladrones.

¡Qué vergüenza!

Sobremesa

El canazo colectivo de Daniel Quintero y sus 15 secretarios, funcionarios y contratistas, que están ya acusados y andan todos buscando acuerdos con la justicia, será el canazo colectivo más grande en la historia judicial del país.

Pero este escándalo de la UNGRD, los carrotanques y los sobornos ya probados, será el segundo.

 

 

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