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Cordura

Por: Edgar Cabezas
La prolongada guerra fratricida en Colombia continuó
su perverso ciclo de violencia en el siglo XXI con la confrontación
armada entre los gobiernos de entonces, elegidos por la mayoría de los
electores contra la organización insurgente de las Farc. Después
del fracasado acuerdo de paz
durante el gobierno de Andrés Pastrana que dejó la imagen de la “silla
vacía de Tirofijo”, porque Marulanda sospechó que lo querían matar en
San Vicente del Caguán, hecho que marcó el rechazo de las Farc al inicio
de un proceso de paz. Era el 7 de enero de 1999.
A principios del siglo las Farc constituyeron un ejército
que se tomó las principales carreteras del país para realizar secuestros
extorsivos en masa, a los que se llamó como “las pescas milagrosas”.
Dichas acciones consistían en montar un retén y seleccionar algunos de
los ocupantes de los vehículos que paraban para llevarlos a pasear,
amarrados con cadenas, por las rutas de la selva. Se dieron casos en los
que, a pesar de pagar la cuota por el rescate, las víctimas morían.
El temor generado por esta práctica determinó que el proyecto
paramilitar auspiciado por terratenientes, ganaderos y narcotraficantes
eligieran, durante dos periodos a Álvaro Uribe, con la promesa de
erradicar y desalojar a los frentes guerrilleros de las Farc de las
carreteras del país. Y es que en realidad este fue un logro de su primer
gobierno, por lo que la gente de los municipios en los que el Estado
hacia presencia, aún le guardan agradecimiento.
En resumen, los hechos ocurridos en la primera década del siglo XXI en
Colombia, están presentes en las relaciones sociales de reconciliación y
convivencia con relación a la voluntad de paz en las generaciones que
conversan y dialogan acerca de la no repetición de los hechos y actos de
violencia y, ante todo, la no estigmatización en el presente ante
acontecimientos del pasado. Para alcanzar una verdadera la paz, se
necesita recordar sin dolor puesto en la ira.
El odio aglutina y el amor divide. Por ello es que entre el odio y el
amor surge la guerra como la doctrina del dolor y la enemistad
fratricida en la mente proclive a la mano asesina. Empezar una guerra es
fácil, terminarla es bien difícil porque la gente no está preparada para
amarse. Algo en la doctrina, en esa fe progresista que nos ilumina con
“amando venceremos”, es un proceso de repersonalización personal en que,
con consciencia, se favorece el ideal de que, en tres periodos de
gobierno correspondiente al acuerdo de paz, el pueblo comprometido
orienta su participación en consolidar la reforma agraria y el
desarrollo rural agropecuario alimentario durante los cuales se abastece
de materias primas a la industria y de alimentos en fresco a la
ciudadanía.
La disciplina política consiste en no provocar ni dejarse
provocar por los gestos y palabras
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que inciten a la violencia. A los diálogos presénciales
entre el poder constituido y el poder constituyente hay que asistir
disponiendo de tiempo, con paciencia, atendiendo el procedimiento y las
reglas establecidas para que el objetivo de solucionar hechos de
discordia se solucione de manera pacífica, demostrando en todos los
territorios que entre todas la comunidades humanas de la ciudades y
campos de Colombia, el autoritarismo y la violencia no pasarán. ¡A
entrenar! es el llamado, porque ¡éste es el gobierno del cambio!
¡UN CANAZO DE TACÓN
ALTO!

Por: Álvaro Ramírez González
alragonz@yahoo.es
La captura efectiva del expresidente del Senado, Iván
Name, y del expresidente de la Cámara, Andrés Calle, el mismo día y en
el mismo proceso, no tiene antecedentes en la historia judicial del
país.
Son igualmente miembros de la fauna política, pero el país no tiene
antecedentes de que los dos presidentes de las dos cámaras del poder
legislativo, estén acusados y ya capturados por actos de corrupción en
su desempeño.
¡Gravísimo!
Es un indicador muy claro de lo enferma que está la sociedad colombiana.
Sin duda.
Es impensable que ambos presidentes de ambas Cámaras legislativas, hayan
aprovechado esa dignidad, para chantajear al gobierno y reclamar esas
gruesas sumas de dinero a cambio de apoyar con sus bancadas, los
proyectos de ley del Ejecutivo.
Lo complicado de un concierto para delinquir, es que, si cae uno de los
delincuentes, caen todos.
La ley colombiana es muy generosa en beneficios para quienes colaboran
con la justicia y le hacen más fácil la tarea al poder judicial.
Eso fue lo que pasó con estos dos altos dignatarios.
Cayeron, producto de un sapeo.
He estado viendo videos del proceso de entrega de los $3.000 millones a
Iván Name en su apartamento de Bogotá, por parte de Sneyder Pinilla y
Sandra Ortiz, llamada “ la mensajera”, y también de la entrega que hizo
Sneyder, de los $1.000 millones al Representante Andrés Calle en su
apartamento en Montería.
Es un largo relato de llamadas, mensajes y citas que
no les voy a relatar por qué no aporta nada nuevo al contenido.
Cayeron los dos grandes del poder Legislativo.
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Cayeron por los sobornos ordenados por Carlos
González, persona muy cercana a Petro y Olmedo López, director de la
UNGRD.
Así queda pues hoy el mosaico de los artífices de esta ola de
corrupción, y compra de congresistas, por el gobierno del Gustavo Petro.
Olmedo López - capturado y acusado.
Sneyder Pinilla - capturado y condenado.
Sandra Ortiz - capturada.
Carlos Barreto- condenado.
Eduardo López- capturado.
Edgar Riveros - capturado.
Carlos González- prófugo.
Ricardo Bonilla - implicado.
Guillermo Jaramillo- investigado.
Luis Fdo. Velasco - implicado e investigado.
Iván Name- capturado y acusado.
Andrés Calle- capturado y acusado.
Olmedo López aceptó los cargos, y ha tratado de colaborar con la
justicia, pero no se ha atrevido aún a implicar a su jefe directo,
Gustavo Petro.
Tiene mucho miedo.
Sneyder Pinilla, acaba de ser condenado y ha sido el que más rápido
resolvió su situación con la justicia, previa una denuncia a todos los
miembros de este concierto delictivo.
Sandra Ortiz, también optó por el camino de la colaboración y reducirá
su pena.
Sneyder Pinilla y Sandra Ortiz son los dos denunciantes que tienen hoy
tras las rejas a Name y a Calle.
Le han contado a la justicia con lujo de detalles, llamadas, chats, y
reuniones, como y cuando le entregaron los $3.000 millones a Iván Name
en Bogotá, y como y cuando los $1.000 millones a Andres Calle, en
Monteria.
Name y Calle están fritos.
Con todas esas pruebas y testimonios, no tienen escapatoria.
Y la sociedad colombiana aterrada de ver a estos dos líderes de las dos
cámaras legislativas, en la cárcel.
Por ladrones.
¡Qué vergüenza!
Sobremesa
El canazo colectivo de Daniel Quintero y sus 15 secretarios,
funcionarios y contratistas, que están ya acusados y andan todos
buscando acuerdos con la justicia, será el canazo colectivo más grande
en la historia judicial del país.
Pero este escándalo de la UNGRD, los carrotanques y los sobornos ya
probados, será el segundo.
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