Bogotá, Colombia -Edición: 802

 Fecha: Domingo 25-05-2025

 

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COLUMNISTA

 

 

 

NADAÍSMO PAZ Y POESIA III

Por: Efer Arocha

 

Lo anterior es un bosquejo a la ligera del conflicto colombiano que nos lleva como todos los que toquen el tema de una u otra manera, a formularse la misma pregunta. Por qué en los tiempos actuales y en América existe por años una guerra civil que no ha encontrado solución. La primera respuesta es que en la crítica de las armas, la acción militar está agotada porque no hay victoria para para ninguno de los dos bandos, siempre terminan en tablas como dicen los ajedrecistas. Al encontrarse cerrada la vía militar, no hay solución distinta al acuerdo político que dé como resultado la paz.

 



La primera respuesta no es satisfactoria para los habitantes extranjeros. El primer problema real que originó el actual conflicto, es de tipo político. En Colombia los sectores populares siempre han estado marginados del poder, y mucho menos sus intereses se han tenido en cuenta. Todos los gobiernos de la república han sido hasta hoy de derecha. Lo único que cambia en ocasiones, es el grado del accionar político, que oscila entre una derecha moderada y su extrema. De otra parte, la acción violenta ha creado en una franja del sector popular y sectores medios de la población, la conciencia de la resistencia activa, sedimento que ha permitido el enfrentamiento indefinido, lo demás son factores en grado distinto.

Para un europeo es un absurdo, o para cualquier persona, el ejercicio hegemónico de una sola tendencia política en la administración de una nación en forma perpetua. La existencia de una verdadera
democracia, es el de permitir el libre ejercicio político de la oposición y garantizar el acceso a la administración en caso de resultar vencedora en el juego comicial. Esto no es cosa distinta al ejercicio de la

 

 

 

democracia clásica burguesa. Pero en Colombia, una tendencia política de verdadera oposición es barrida a punta de bala, basta con señalar un caso reciente, la Unión Patriótica fue eliminada del panorama político al asesinarle 5.000 de sus militantes, lo mismo sucede con los dirigentes opositores, los matan. Ante semejante realidad lo único que cabe preguntarse, es cómo ha logrado sobrevivir Colombia para no desintegrarse como país.

 

Superar la violencia endémica mediante el acuerdo de la Paz, es una acción que beneficia a todos los colombianos sin excepción. En el caso de los ganaderos, en la realidad del mundo actual, lo que necesita el
país y en beneficio de sus propios intereses, es que se actualicen modernizándose al máximo para producir con altos niveles de ganancia en el campo de la exportación, ampliando fuentes de empleo con salarios dignos que le permitan al trabajador subir su nivel de vida. Los salarios de miseria son la ruina a largo plazo. Lo anterior es válido para todo el que es o se sienta capitalista. No hay que tener un concepto pobre de la riqueza, sino ricos de verdad. Que la Paz les permita andar libremente sin guarda espalda, llevar la familia al parque y gozar de su dinero. La riqueza no es el problema en Colombia, el problema es la pobreza. Colombia en Paz, debe iniciar una cruzada nacional para extirpar de raíz los focos de miseria, desterrar el hambre de las calles y de los campos; y en ese orden acercar a los de abajo hacia los de la mitad; y los de la mitad hacia los de arriba. La Paz es una bondad para todos, no para unos sí y para otros no. Pensando en esto debemos hacernos una asepsia de predisposición de tolerancia y sin odios, por esto pienso en el expresidente Alvaro Uribe, en su vida personal y familiar, custodiado por decenas de hombres armados, soportando la presión de un posible atentado, en todo aquello de una personalidad pública. Concibo al senador Uribe en un ambiente de Paz al servicio del estado como representante de nuestra diplomacia durante un lapso disfrutando de la vida del común, verdadero deleite para quienes son famosos.

El socialismo de verdad, el del hombre nuevo, es una utopía irrenunciable que no ha sido posible en parte alguna, apenas un intento fallido, pero que pasará mucho tiempo para que sea posible, por razón simple, los medios materiales no han llevado al cosmos, pero la conciencia humana se encuentra en la edad de piedra; una muestra simple, hoy continuamos matándonos entre colombianos, por problemas que se arreglan en un par de conversaciones.

 

 

 

Retomando el nadaísmo, al acto asistieron viejos amigos de Jotamario, el pintor Mario Ossaba, el pintor Miguel Ángel Reyes, el escritor Eduardo García, la poeta Ángela García participante en el acto, el poeta Jorge Gálvez, el poeta Jorge Torres, las periodistas Angélica Pérez y Nora Parra y una larga lista. Otros asistentes entre los que se cuentan el poeta peruano Elquin Burgos, El escritor peruano Mario Wong, las sociólogas Liliana Galindo y Rosalba Betancourt, los lingüistas Yves Monino y Carolina Ortiz y personalidades francesas, colombianas y latinoamericanas. Siguiendo la tradición vericueténse a la sombra y calor del zumo de los viñedos, se abrió la sociabilidad donde el palique transitó por la añoranza, anécdota, carcajadas, abrazos, citas y todo lo que brota en un encuentro en el que el arte y la cultura son los anfitriones.

 



Con los amigos de La Vaca Azul, acordamos una segunda presencia de Jota al día siguiente en vista del entusiasmo del público que no cabía y no podía hacer presencia en el acto de Vericuetos y Ciudadan@s por la Paz. Pero también porque el visitante tenía por La Vache Bleue perennes reminiscencias de su primera lectura parisina hecha en dicho lugar. El espacio de la Vaca también resultó insuficiente con la presencia de otras caras donde reinó la rica lectura y curiosidades de la asistencia satisfechas por el expositor ampliamente. El humor proverbial de Jota en las dos lecturas saturaba los espacios por las risas y los interminables aplausos. Por motivos de espacio no puedo hacer otras alusiones de gran interés. La presentación del poeta en la Vache estuvo a cargo de Julián Rodríguez, Jorge Gálvez y Jorge Torres. En el acto del día anterior, por Ciudadan@s por la Paz Hernando Franco y por Vericuetos, Efer Arocha.

El llamado del arte por la Paz de Colombia a través de la poesía y por su nutrida asistencia proveniente de distintos horizontes sociales, políticos, ideológicos y filosóficos, son motivo de una inmensa alegría, pero sobre todo de un optimismo cargado de realidad y presagio, que nos permiten avizorar la Colombia anhelada que nos hace ya coquitos en el horizonte.

 

 

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