Bogotá, Colombia -Edición: 802

 Fecha: Domingo 25-05-2025

 

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INTERNACIONAL

 

 

 

Daniel Noboa inicia su segundo mandato con promesas firmes y un país expectante

 

 

Con un tono firme y desafiante, Daniel Noboa juró nuevamente como presidente de Ecuador el sábado 24 de mayo, dando inicio oficial al período 2025-2029. El joven mandatario, que ya había gobernado por un año y medio tras su elección anticipada en 2023, prometió profundizar su combate contra el crimen organizado y llevar adelante ambiciosas reformas económicas y energéticas.

Durante su discurso de investidura, Noboa no escatimó en críticas a los gobiernos anteriores, a los que responsabilizó por la corrupción, la persecución política y el estancamiento del país. “Hoy gobierna un presidente que fue perseguido. Hemos derrotado juntos a los que intentaron arrodillarnos”, afirmó, flanqueado por su nueva vicepresidenta, María José Pinto, quien reemplaza a Verónica Abad tras una notoria ruptura interna.

Su principal bandera continúa siendo la seguridad. El mandatario reafirmó su "guerra" declarada a las bandas criminales, responsables del alarmante crecimiento de la violencia en el país. Con más de un asesinato por hora, Ecuador figura hoy entre los países más peligrosos de América Latina. Noboa ofreció respaldo total a las Fuerzas Armadas y a la Policía, incluso proponiendo una polémica ley que le permitiría indultar anticipadamente a uniformados procesados por violaciones a los derechos humanos durante operativos contra el crimen.

Más allá del frente de seguridad, el presidente delineó una visión económica centrada en la inversión y la transparencia. Heredero de una de las mayores fortunas del país, Noboa prometió romper con “las oligarquías que se enriquecían a costa del Estado” y abrir aún más la economía al comercio internacional. También anunció programas específicos para jóvenes, como bonos y pasantías, buscando frenar la migración por falta de oportunidades.

Uno de los anuncios más sorpresivos fue su intención de presentar una ley para desarrollar energía nuclear en Ecuador. Con esto, pretende evitar futuras crisis eléctricas como la de 2024, cuando la sequía forzó apagones de hasta 14 horas diarias. También se comprometió a aumentar la producción de gas natural en el Golfo de Guayaquil, con apoyo de capital extranjero.

La investidura contó con representantes de 74 países, incluidos los presidentes de Colombia y Perú. Para Noboa, esa masiva presencia simboliza la confianza internacional en un Ecuador que, según él, está listo para un nuevo capítulo.

 

Tensión académica entre EE.UU. y China: Harvard en la mira y talento chino en fuga

 

 

La decisión del gobierno estadounidense de revocar la autorización de Harvard para matricular a estudiantes internacionales ha sacudido al mundo académico global. Detrás de esta medida, impulsada por la administración de Donald Trump, se esconde un nuevo capítulo de la creciente desconfianza hacia China, en especial hacia la supuesta influencia del Partido Comunista Chino (PCCh) en las universidades de Estados Unidos.

 

Todo comenzó en 2017, cuando un grupo de estudiantes chinos creó una célula del PCCh

 

 

 

en la Universidad de Illinois. La noticia, que parecía anecdótica, destapó una red más amplia de actividades del Frente Unido, un organismo del régimen de Xi Jinping que opera globalmente para promover la narrativa oficial china y vigilar a su diáspora. En varias universidades estadounidenses —desde California hasta Virginia— surgieron más agrupaciones de este tipo, despertando la alarma en el Congreso y en los medios.

El punto álgido llegó esta semana, cuando Harvard fue acusada de colaborar con el régimen chino en investigaciones científicas con posibles aplicaciones militares. El Departamento de Seguridad Nacional, encabezado por Kristi Noem, no solo canceló la admisión de nuevos estudiantes extranjeros en la institución, sino que también ordenó a los ya matriculados buscar otro centro o abandonar el país.

Desde Pekín, la respuesta no tardó. El Ministerio de Exteriores calificó la medida como un "ataque sin fundamento" y denunció el creciente hostigamiento a estudiantes chinos. China advierte que Estados Unidos está dañando irreversiblemente su reputación como destino académico. En paralelo, universidades de élite en China y Hong Kong han ofrecido recibir a los jóvenes rechazados por Harvard, con el objetivo de convertir la crisis en oportunidad.

La medida también pone en jaque décadas de cooperación científica entre ambos países. Iniciativas como el Proyecto Harvard-China sobre energía y medioambiente, que durante años ha aportado soluciones al cambio climático, ahora están en riesgo. Michael Barnard, experto en políticas ambientales, advierte que esta ruptura afecta directamente el liderazgo de Estados Unidos en áreas estratégicas como la sostenibilidad.

 

Mientras tanto, las cifras hablan: India ya ha superado a China como principal fuente de estudiantes internacionales en EE.UU., y muchos jóvenes del gigante asiático comienzan a mirar hacia otros horizontes. La academia se convierte así en otro escenario donde se libra la pugna entre dos superpotencias.

 

El Ártico en disputa: Una región helada que se calienta al ritmo de la geopolítica mundial

 

 

El Ártico, durante décadas visto como un rincón remoto del planeta, hoy se perfila como el nuevo tablero estratégico donde grandes potencias juegan su partida más ambiciosa. Bajo la superficie congelada de esta región —que representa el 4 % del planeta— yacen recursos naturales invaluables, nuevas rutas comerciales y, cada vez más, tensiones militares y diplomáticas.

En el norte de Noruega, el alcalde Magnus Mæland no llevaba ni un mes en el cargo cuando tres delegaciones chinas llamaron a su puerta. La pregunta inevitable es: ¿qué busca China tan al norte del mundo? Su respuesta es clara: “quieren convertirse en una superpotencia polar”. Aunque su capital más septentrional, Harbin, está a la altura de Venecia, Pekín se autodenomina un “estado casi ártico” y apuesta fuerte por una presencia permanente en la región.

China no es la única interesada. Estados Unidos, Rusia, los países nórdicos e incluso India compiten por un trozo del Ártico. El deshielo acelerado —cuatro veces más rápido que el promedio global— está abriendo caminos marítimos antes intransitables y permitiendo el acceso a aproximadamente el 30 % del gas natural sin explotar del planeta. Para las potencias mundiales, el tiempo es oro, y las rutas polares acortan considerablemente la distancia entre Asia y Europa.

En Kirkenes, Noruega, una ciudad que alguna vez vivió del hierro, el panorama hoy es desolador. Sin embargo, las ruinas industriales contrastan con las aspiraciones del director del puerto, Terje Jørgensen, quien sueña con convertir el lugar en “el Singapur del Alto Norte”. Su proyecto no contempla vender tierras a capitales extranjeros, y enfatiza que el control debe permanecer en manos locales, sin dependencia de potencias como China.

 

 

 

Pese al rechazo europeo a sus intentos de adquirir puertos y aeropuertos en el Ártico, China ha encontrado en Rusia un socio dispuesto. Ambos países colaboran económica y militarmente. Desde patrullas conjuntas hasta ejercicios navales, su presencia en el norte envía un mensaje a la OTAN, cuyos miembros rodean el Ártico. La cooperación entre Pekín y Moscú, sin embargo, es frágil: China no quiere romper completamente con Occidente, y Rusia teme ceder demasiado control sobre su territorio ártico, clave para sus intereses nucleares y de defensa.

En este ajedrez polar, Noruega se siente bajo presión. Su frontera terrestre con Rusia mide apenas 200 kilómetros, pero es una línea caliente. Desde la invasión rusa a Ucrania, han aumentado los casos de interferencias GPS, espionaje y vigilancia de infraestructura crítica submarina. La península de Kola, repleta de capacidades nucleares rusas, está a tiro de piedra.

El comando militar noruego, oculto en una montaña de cuarzo en Bodø, monitorea en tiempo real movimientos marítimos sospechosos. Aquí, donde la Guerra Fría nunca terminó del todo, la información se comparte minuto a minuto con los aliados de la OTAN. Cada submarino ruso que quiera llegar a Europa, debe pasar por estas aguas.

Pero la carrera por el Ártico no solo enfrenta a potencias globales: también relega a quienes siempre han vivido allí. Las comunidades indígenas denuncian que el discurso ambiental es usado como excusa para despojarles de sus tierras. “El Ártico no es un interés, es nuestra vida”, afirma Miyuki Daorana, joven activista inughuit de Groenlandia.

La esperanza de un “excepcionalismo ártico”, donde la cooperación primaba sobre el conflicto, se desvanece. Las banderas ondean, los desfiles militares resurgen y, en el corazón de Svalbard, se respira una tensa mezcla de orgullo y desconfianza. Como advierten los expertos, con tantas potencias en juego, los errores de cálculo ya no son improbables: son inminentes.

 

China halla megacampo petrolero en el mar del Sur

 

China ha dado un paso significativo hacia su independencia energética. La petrolera estatal CNOOC anunció el hallazgo de un gigantesco yacimiento de hidrocarburos en el mar de China Meridional, fuera de las zonas disputadas, con reservas que superan los 100 millones de toneladas. El campo, llamado Huizhou 19-6, se ubica dentro de la Zona Económica Exclusiva de China, lo que reduce el riesgo de tensiones diplomáticas con otros países del sudeste asiático.

Este descubrimiento es clave para un país que, a pesar de su fuerte inversión en energías renovables, sigue siendo el mayor importador de petróleo del planeta. Con una demanda energética que crece al ritmo de su desarrollo industrial, China ha buscado desde hace años diversificar sus fuentes de abastecimiento. Tener recursos propios no solo le da un mayor margen de maniobra en el mercado global, sino también mayor seguridad energética.

 

 

Aunque todavía es pronto para cuantificar el impacto económico del hallazgo, analistas señalan que podría reducir ligeramente la dependencia de proveedores externos como Rusia o Arabia Saudita, al tiempo que fortalece la posición de Pekín en el tablero energético internacional.

Además, el hecho de que el yacimiento se encuentre en aguas no disputadas contrasta con las habituales tensiones regionales que genera la exploración en esa zona. En el pasado, China ha sido acusada de avanzar sobre áreas reclamadas por países como Vietnam o Filipinas.

Con Huizhou 19-6, Pekín demuestra que aún tiene espacio para crecer en sus propias fronteras marítimas, al tiempo que refuerza su apuesta por la autosuficiencia energética.

 

 

 

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