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Situación De Las Cárceles, Una Bomba De Tiempo

Exageradamente preocupante, no existe otro calificativo para la situación que actualmente se está viviendo en las cárceles colombianas; en donde ya preocupa el hecho que de acuerdo al último reporte oficial del Ministerio de Salud Nacional, ya son 128 casos confirmados positivos para Coronavirus al interior de los centros penitenciarios en donde ya se han presentado 3 fallecimientos.

Por supuesto que se trata de una situación alarmante; no por la presencia del Coronavirus, porque es una situación que se venía venir, sino mejor por el desolador panorama que evidencian las cárceles colombianas que se encuentran en graves condiciones de hacinamiento, hecho que genera una constante violación a los derechos humanos en atención de salud y otros.

Ahora bien, teniendo muy en cuenta este antecedente y a sabiendas que ya se presentan casos de contagio del Coronavirus al interior de las cárceles no es muy pesimista indicar que se avecina una gran tragedia dado al hecho que el Estado no garantizará la oportuna atención para salvaguardar la vida de estas personas, porque si antes no contaban con garantías de buena atención médica, ahora sí que menos.

No hay garantías, el Gobierno ya lo evidenció.

Y es que la anterior afirmación no es una especulación, se trata de una cruenta realidad porque el Gobierno Nacional ya ha evidenciado que no brinda garantías de protección suficientes como evitar la propagación de este virus, motivo por el cual han sido diversas las manifestaciones pacíficas que se han llevado a cabo en diferentes centros penitenciarios colombianos.

La verdad es que pese a la aplicación del Decreto del Gobierno que avaló la salida de entre 4 mil y 15 mil internos que ya están siendo beneficiados con la medida de casa por cárcel, lo único cierto es que continúan las críticas de juristas, internos y hasta guardas del Inpec, quienes consideran que estas medidas son insuficientes.

El principal argumento que se encuentran propiciando estas manifestaciones es que de acuerdo con expertos juristas, el Gobierno colombiano no tuvo en cuenta la mayoría y predominante población carcelaria que oscila entre los 20 y los 40 años de edad.

Siendo así, los principales beneficiarios del Gobierno Nacional son aquellos reclusos mayores de 65 años, personas que presentan enfermedades graves como cáncer, además de presos que no tengan una pena superior a los ocho años y que ya hayan cumplido una quinta parte de la misma.

No cabe duda que se trata de una buena gestión, pero la pregunta del millón es qué otras medidas se van a llevar a cabo para cuidar la vida de los miles de presos que se encuentran en peligro y más aún a sabiendas que otra queja es que no han realizado las pruebas suficientes.
 

CUARENTENA

Iván R. Contreras C

Siempre escuche hablar de cuarentenas, pero nunca me imagine que tuviera que pasar por una, no solo me pasa a mi, si no que en el mundo se vive el terror del​ coronavirus ​ ​o​ covid-19.

Cuando tomé la decisión de encerrarme, mi hijo y su esposa, con los que vine a pasar unos días, tuvieron que viajar fuera del país y fueron sorprendidos por la cuarentena y allá están, en República Dominicana y como van las cosas, creo que se van a demorar, pero afortunadamente están bien y pueden trabajar virtualmente.

Los primeros días, fueron muy sabrosos, solo leyendo, escribiendo o viendo TV, soy buen cocinero y preparar mi comida, no me es difícil, aunque no me gusta cocinar para mi solo. Al principio, escuchaba noticias y a medida que aumentaban los muertos en el mundo, lo lamentaba, mi encierro me alejaba del dolor; los memes no se hacían esperar y en las redes sociales, aparecen toda clase de comentarios al respecto, noticias ciertas y no tan ciertas, antídotos, remedios caseros, curas locas y otras que se acercan a la realidad.

Los sabios que desbordan su conocimiento sobre la pandemia y los millones de inmunólogos, que no se sabe de donde salieron, pero emiten sus opiniones con tan alto grado de veracidad, al punto que uno prefiere quedarse quieto y no decir nada, para no contradecirlos.

Ah! pero tampoco hacerles caso, en cambio hay otros a los que no les puedo creer, como por ejemplo, Donald Trump, que dice que debemos tomarnos unas cuantas dosis, de lo que usamos para matar el virus cuando nos lavamos las manos, no soy químico, no le creí, además ni siquiera me gusta del olor del cloro.

Deje de ver noticias, de leer sobre el tema, no me interesa nada que tenga que ver con covid-19, me dispuse a ver TV, escribir, y en la tercera semana, había visto muchas películas y repetido un par de series, para compartir con los amigos que llaman a preguntarnos cómo estamos, lo cierto es que me siento aburrido, los primeros días me vestía, pero después del cuatro días, camino por el apartamento en calzoncillos, dejé de afeitarme y para completar, las musas desaparecieron, grave para un escritor, estar sin esas viejas, mas cuando llevo años, escribiendo un par de novelas y pensé que seria propicio para la inspiración.

He llegado a la conclusión y de verdad, siento compasión por los vagos, como hacen para no hacer nada, si apenas mes y veinte días ya estoy con crisis depresivas, que las resuelvo con comida, lo que me lleva a pensar, que voy a salir de esta, con traumas psicológicos y cuadrado de lo gordo, la ventaja que tiene mi prima Pilar, psicóloga, es que ella va a terminar cuadrada, porque los problemas psicológicos ya los tenia.

Eso si, me baño todos los días así parezca un cavernícola, no se que esta pasando en el mundo, pero eso si, pregúntenme de cine y me he vuelto experto en el tema, he leído uno que otro libro virtual, llamo a mis amigos artistas , para que me contagien de inspiración y terminamos hablando de cine o del covid-19.

Si salgo de esta, prometo no ser vago y producir al menos unos quince libros más en lo que me reste de vida.
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`Políticos Ladrones,' Más Peligrosos Que La propia Pandemia

Por: Rubén Darío Varela

Definitivamente la tragedia social y económica de la pandemia del Covid-19 ha traído consigo, o mejor ha dejado al descubierto la clase de calaña de políticos colombianos o mejor “ratas de cañería” que tenemos en nuestro país.

Como es posible que de 32 departamentos que conforman a Colombia en 14 de ellos, la Procuraduría General de la Nación ya está adelantando investigaciones por alteraciones de contratos de alimentos para la atención de la pandemia.

Es inaudito, indignante, cruel, bárbaro, indolente y cuantos calificativos más sean necesarios de citar para referirse a estos vándalos, quienes ni siquiera en momentos como estos, en los que miles de colombianos están ‘literalmente aguantando hambre, no paran de robar`.

Lo más triste del caso es que no se están robando contrataciones de obras, sino la comida de las personas más vulnerables de la sociedad, quienes viven del día a día y no tienen como alimentar a su familia.

Para no ir muy lejos, el Procurador General de la Nación, Fernando Carrillo, anunció la suspensión del gobernador Ariel Palacios, además de la suspensión del alcalde de Calarcá Luis Alberto Balsero Contreras por presuntas irregularidades en contrataciones de mercados.

Después del escándalo, los acusados se defienden afirmando que las contrataciones son legales y que todo obedece al incremento de precios de algunos productos a causa de las dificultades de transporte para la carga de alimentos a causa de la pandemia.

Sin embargo es absurdo que pese a todas estas restricciones que puedan existir, es inaudito que actualmente estén vendiendo latas de atún en un valor de 20.000, es decir cuatro veces más de su valor total.

Y es que la desgracia para nosotros los colombianos, no solo son estos políticos de peor calaña que se roban la plata de los subsidios; sino que también somos víctimas de otros ‘vivarachos’ que también abusan incrementando de manera exorbitante con los precios de la canasta familiar.

Ahora bien, lo más triste de todo es que no solo se trata de un vil atentado a la alimentación de los ciudadanos, sino también otra pandemia llamada corrupción y qué es más peligrosa que el mismo Coronavirus, un mal que desde siempre ha tenido Colombia y que ahora con esta emergencia sanitaria evidenció que es un acto cultural sin escrúpulos en la que aún en medio del caos prevalece los intereses particulares sobre los comunitarios.