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en peligro de
incendio a más personas y propiedades. A medida que la población humana sigue
creciendo, aumenta el desarrollo residencial en zonas limítrofes con los
bosques.

Es necesario adaptar las prácticas de gestión forestal sostenible a un entorno
cambiante, según la Comisión de la ONU. Una herramienta valiosa para reducir el
riesgo de incendios forestales pueden ser las quemas prescritas y los fuegos
controlados provocados intencionadamente para eliminar la maleza. Además, es
crucial crear comunidades resistentes al fuego utilizando materiales de
construcción ignífugos y técnicas adecuadas de paisajismo en las zonas de alto
riesgo.
Las políticas también deben basarse en datos de alta calidad, para lo cual, con
el apoyo de las orientaciones de esta Comisión, la notificación de los daños
forestales desempeña un papel fundamental.
“Todos estos esfuerzos deben ir de la mano de una mayor mitigación del cambio
climático para frenar los riesgos de incendios forestales a largo plazo. La
reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, la transición a
fuentes de energía renovables y la gestión sostenible del agua son esenciales
para aumentar la resiliencia de las sociedades y los ecosistemas”, indica la
ONU. |
Los incendios forestales que se registran en Los Ángeles, no solo han causado la
destrucción generalizada de la zona; cobrándose vidas, destruyendo miles de
hogares e infraestructuras y dañando ecosistemas, sino que, además, son un
recordatorio de la creciente amenaza que los incendios forestales presentan.
Como también se ha visto tras una sucesión de devastadores incendios en
Norteamérica, Europa y otros lugares en los últimos años.
Según indica la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa (CEPE), la
gestión forestal sostenible para la resistencia al cambio climático tiene cada
vez más relevancia, como reflejaron los incendios que asolan desde principios de
enero la zona de Los Ángeles, al sur de California (Estados Unidos)

Estos son alimentados por una combinación de factores como la sequía, los
fuertes vientosy la acumulación de vegetación seca,
intensificados por los efectos del cambio climático. Además, se caracterizan por
su creciente tamaño, velocidad e intensidad, lo cual ha sido motivo de creciente
preocupación en gran parte del hemisferio norte, especialmente en el oeste de
Norteamérica.
El impacto
Los inmensos daños medioambientales, que destruyen
ecosistemas y hábitats de vida salvaje, son solo una de las consecuencias de
estos. Debido a que el humo de estos incendios puede viajar largas distancias,
afecta también a la calidad del aire y a la salud pública.
Por otro lado, el enorme coste de los daños causados por los incendios y las
medidas de extinción suponen una presión sobre los recursos financieros,
incluidos los presupuestos de las agencias forestales.
La Comisión Económica indica que esta
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situación pone de relieve la necesidad de mejorar la comprensión
de la dinámica de los incendios forestales a múltiples escalas, desde la local a
la internacional.
Además, da luz a la pregunta de cómo podemos vivir con el fuego
en lugar de cómo eliminarlo.
La respuesta a dicha cuestión depende de la confluencia de tres factores, como
indica la Comisión:
Las repercusiones del cambio climático. El aumento de las
temperaturas, las condiciones más secas y las olas de calor más frecuentes
conllevan a las condiciones ideales para que los incendios forestales prendan y
se propaguen rápidamente.
Las consecuencias imprevistas de las medidas de extinción de incendios, que
involuntariamente han creado un entorno perfecto para que se produzcan incendios
más grandes e intensos. Las políticas de extinción de incendios, aplicadas desde
principios del siglo XX, han impedido los incendios naturales, los cuales
habrían eliminado la maleza y los escombros. En consecuencia, los bosques se han
llenado de materiales inflamables.
La invasión de zonas silvestres, que pone
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