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EDITORIAL
Enrutados
Gustavo Petro, presidente de
Colombia, prestó atención a la idea que los hermanos mayores le
impartieron en la Sierra Nevada de Santa Marta respecto a que el
territorio de Colombia, como parte de Abya Yala, es el corazón
de la tierra, del mundo, de la globalidad. La función de corazón
respecto a la humanidad y a sus mercancías es la de mantener las
venas y las arterias de la producción, el comercio y el consumo
fluyendo en las vías aéreas, terrestres y marítimas.
La posición geográfica de Colombia en el cinturón ecuatorial y
con la posibilidad de interconectar los océanos Pacifico y
Atlántico y así efectuar la conectividad entre el comercio de
las culturas pacíficas, andinas, caribeñas y mediterráneas con
los países asiáticos y africanos. De esa manera se consolida la
experiencia humana de un nosotros planetario que conforme una
integración que beneficie el bienestar y la prosperidad en todos
los lugares en los que esté presente una etnia humana.
Y Gustavo Petro, en representación del Estado Colombiano y de la
Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), ha
firmado un memorial de entendimiento con la Republica Popular de
China para que Colombia participe dentro de las políticas de
producción, comercio, ciencia y tecnología de la Ruta de la Seda
con el objetivo de que el territorio y las multitudes de los
pueblos del territorio nacional sean un nodo, que sean el
corazón de la extensa red del orden ecológico, económico y
social humano.
Adicionalmente, el presidente Gustavo Petro sostiene la
importancia de mantener las relaciones de amistad y de
cooperación entre Colombia y los Estados Unidos. Una relación de
mutuo respeto, de tu a tu, porque los colombianos, hombres y
mujeres y sus familias han participado y, por lo tanto, se han
perjudicado en la guerra contra los carteles que la política
antidrogas ha criminalizado, siendo el pueblo colombiano quien
ha puesto el mayor sacrificio en vidas a favor de una política
antidrogas que paradójicamente legaliza y regula al interior de
los Estados Unidos y criminaliza en los otros países de América.
En el contexto suramericano, la clase política está pensando y
sintiendo la necesidad de constituir una integración cultural
que conduzca a intensificar la relaciones de ciencia y
tecnología para favorecer a los jóvenes en el aprendizaje de las
matemáticas, la comprensión de la mecánica cuántica y su vínculo
con la inteligencia artificial, para mediante la construcción y
tendido de la fibra óptica se logre la infraestructura clave en
las redes de telecomunicaciones e internet, de suerte que se
pueda llegar a la informática a la velocidad de las luz.
Ante la magnitud de los acontecimientos, Gustavo Petro, le exige
a las mujeres, hombres y no binarios de Colombia de todas las
etnias y edades que dejen de pensarse como personas aisladas y
encerradas en su parroquia; que tengan el suficiente vuelo
mental para pensarse como ciudanías universales capaces de
enfrentar los desafíos de la evolución humana en paralelo a la
revolución científica y tecnológica que la inteligencia
colectiva humana tiene en su poder.
Es un llamado a todas las estirpes condenadas a la soledad de la
pobreza para que se den una segunda oportunidad sobre la tierra,
estableciendo vínculos altruistas de fraternidad en un proyecto
continental de integración que contribuya a poner fin a las
guerras en el mundo. Y esta es la ruta con la que se debe soñar,
porque el destino de la humanidad es vencer la adversidad que
causan la complejidad y la incertidumbre.
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Para interpretar dos tiempos a
través de la historia

Por: Zahur
Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com
La condición del ser humano lo ha moldeado para
repetir su historia, aunque la desconozca. Su información
genética lo lleva a actuar como sus antepasados porque es lo que
conoce y ya está impregnado de la experiencia que ellos tuvieron
y hoy hace parte de su intuición. Por eso la Biblia es una
repetición de hechos que se dan una y otra vez como si fueran
únicos.
Nuestra vida está llena de eventos similares al pasado, pero
ahora con cambios sustanciales porque hemos dejado atrás el
primitivismo en el que se había vivido y del que la humanidad se
alimentó intelectualmente por siglos.
Desde la época de la Mesopotamia hasta hace 250 años las
sociedades más avanzadas eran primitivas en relación a lo que
hoy somos. Los principios higiénicos, salud y tecnológicos los
hemos desarrollado recientemente en su sentido de magnitud. Hoy
estamos frente a una realidad que parece confusa pero que ya
podemos controlar muchas cosas que eran imposibles.
Hablando de Colombia, nuestra sociedad ha sido
mal orientada, hemos sido criados sin criterio que nos permita
ser una sociedad unida, buscan intereses comunes y con sentido
de crecimiento nacional y más bien con ideas separatistas e
individuales olvidando que la unión y la unidad dan más poder en
todos los sentidos.
Se ha fomentado el individualismo y pensar que
una sola persona lo puede lograr todo sin tener en cuenta que en
sociedad son más fuertes que individualmente. Esta ha sido una
de las razones por las que cada cual tira para su lado y los
políticos que no tienen capacidad intelectual se aprovechan de
este desorden y generan más desorden.
El país está como en los años 40s y 50s y nadie se ha enterado.
La gran mayoría son menores de sesenta años y no conocen la
historia. Hay más movimientos políticos y politiqueros que en el
pasado, con la diferencia que en el pasado eran estadistas
La muerte de Gaitán por un lobo solitario desencadenó una guerra
que no ha terminado de saldar cuentas, éste y Luis Carlos Galán
representan dos hechos que parecen diferentes, pero en esencia
llegan a un desencadenamiento criminal y una sociedad que sigue
en manos de ignorantes oligarcas pobretones que no dejan que el
país avance productivamente, porque nadie puede tener más que
ellos.
Un Rojas Pinilla contemporáneo debe de estar a las puertas
esperando tocarlas y el descontento suena tan fuerte que los
golpes retumban por todas partes. La gente sabe que algo está
pasando, como una muerte anunciada. Pero todos tienen las
puertas cerradas como una forma de decir aquí no está pasando
nada.
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Si se detienen a analizar lo que pasó en el
pasado con el presente hay puntos que convergen y no pueden
ayudar a que la historia no se repita como una película de
ciencia ficción.
QUÉ LEE GARDEAZÁBAL

Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal
Cuando éramos tres
De Pablo Di Marco
Editada por Clu Editores
Audio:
https://youtu.be/L0ouLE8a7h4
Esta novela del escritor y crítico literario
argentino, muy conectado con Colombia, es una obra que será sin
duda grandiosa en su país cuando circule allí.
Pero acogida inicialmente en la novel editorial bogotana de Clu,
ya puede decirse que es un gran novela latinoamericana. Sobre
los primeros años de la vida de la poeta Alejandra Pizarnik en
Buenos Aires en la década del 50, desde cuando abandona la casa
de sus padres y la facultad de Literatura hasta cuando conoce a
Julio Cortázar y termina siendo su amante en París.
Con un vértigo cautivador la narración lleva al lector por la
acelerada y atormentada vida de la Pizarnik durante esos años
viviendo, amando y fornicando con desespero con su amiga la
pelirroja uruguaya cleptómana y Mario, el chico universitario
que convive desesperadamente con las dos bajo el mismo techo y
en la misma cama.
Todos tres, subyugados por las mismas dosis de
anfetaminas o las excelsas drogas fuertes y el frenesí sexual
arrollador pero, eso si, unidos, con desespero por un afán de
ser más, logran escribir mejor y colgarse del primer salvavidas
que pasa cuando comienza la inundación anímica a que los lleva
su desaforada existencia juvenil.
Con un manejo casi perfecto de la tensión
novelística, un arraigo sicológico profundo en las
personalidades de los tres y una descripción solemnisima de la
única boya alrededor de la cual giran, el dueño de la Librería
Norte, la obra obliga a aplaudir momentos dramáticos, a clackear
instantes de paroxismo y a no perder un renglón mientras se
prolonga contagiosamente y arrastra al lector hasta el éxtasis
final.
Estructurada como las novelas psicológicas rusas
o desnudada como las deprimentes del existencialismo de Camus,
no pierde nunca su norte ni termina disfrazada como esperpento
valleinclanesco o como vericueto faulkneriano aunque tiene aires
de thriller.
Es una novela para recomendar su lectura. Para aplaudir su
maestría y para hacernos sentir orgullosos a quienes hemos
seguido y apoyado la pauta de Di Marco desde cuando era el
corresponsal en Buenos Aires de la desaparecida revista
imaginaria de Libros y Letras. !Que nos honra leer esta novela¡
El Porce mayo 18 del 2025
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