Bogotá, Colombia -Edición: 778

 Fecha: Domingo 30-03-2025

 

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TECNOLOGÍA-CIENCIA

 

 

 

La chispa de la vida: El experimento que podría explicar el origen de la existencia

 

 

 

 

Sin embargo, el estudio también deja abierta la posibilidad de otras teorías sobre el origen de la vida. Algunos científicos sugieren que las primeras moléculas orgánicas podrían haber surgido en respiraderos hidrotermales en el fondo del océano, donde el agua caliente y la alta presión habrían favorecido reacciones químicas similares. Otros, en cambio, proponen la hipótesis de la panspermia, según la cual los componentes básicos de la vida habrían llegado a la Tierra a bordo de cometas o meteoritos.

 

El debate sobre cómo comenzó la vida en la Tierra sigue abierto, pero este nuevo hallazgo acerca a la ciencia a una respuesta más clara. La idea de que diminutas descargas eléctricas en gotas de agua pudieron haber sido la chispa inicial de la vida en nuestro planeta es un recordatorio de que, a veces, los procesos más simples pueden tener consecuencias extraordinarias. Como señaló Zare, aunque aún hay muchas preguntas por responder, este descubrimiento es un paso crucial en el entendimiento de nuestro propio origen.

 

 

El estudio también tiene implicaciones para la búsqueda de vida en otros planetas. Si los microrrelámpagos pueden generar moléculas orgánicas en condiciones similares a las de la Tierra primitiva, es posible que fenómenos similares estén ocurriendo en exoplanetas con atmósferas ricas en agua. Esto refuerza la idea de que el universo podría estar repleto de entornos propicios para la vida.

Por ahora, la comunidad científica continuará explorando este fascinante hallazgo. Mientras tanto, la idea de que la vida pudo haber surgido de diminutos destellos de energía en gotas de agua sigue iluminando nuestra comprensión del universo y de nosotros mismos.

 

Hace más de 70 años, los científicos Stanley Miller y Harold Urey realizaron un experimento que revolucionó la comprensión del origen de la vida en la Tierra. Simulando las condiciones de la atmósfera primitiva del planeta y aplicando electricidad, lograron producir aminoácidos, los componentes esenciales para la vida. Ahora, un equipo de investigadores ha dado un nuevo giro a esta teoría al descubrir que diminutas descargas eléctricas, conocidas como microrrelámpagos, podrían haber desempeñado un papel clave en la formación de estas moléculas fundamentales hace miles de millones de años.

 

 

Desde hace décadas, los científicos han debatido sobre cómo surgieron las primeras formas de vida. La Tierra se formó hace aproximadamente 4.500 millones de años, y la evidencia más antigua de vida data de hace unos 3.500 millones de años. Sin embargo, el origen de las primeras moléculas orgánicas ha sido un misterio. Una de las teorías más aceptadas sostiene que los rayos pudieron desencadenar reacciones químicas en los océanos primitivos, generando los bloques de construcción de la vida. Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista Science Advances sugiere que los microrrelámpagos producidos en la niebla y el rocío podrían haber sido aún más influyentes en este proceso.

 

El equipo de investigadores, dirigido por el químico Richard Zare de la Universidad de Stanford, llevó a cabo experimentos para demostrar que las gotas de agua en la atmósfera primitiva de la Tierra podrían haber facilitado la formación de aminoácidos. En su estudio, recrearon un entorno similar al de la Tierra primitiva utilizando una mezcla de amoníaco, metano, dióxido de carbono y nitrógeno dentro de un recipiente de vidrio. Luego, rociaron agua
 

 

nebulizada sobre esta mezcla y utilizaron cámaras de alta velocidad para captar las pequeñas descargas eléctricas que se generaban. Para su sorpresa, encontraron que estos microrrelámpagos eran capaces de romper enlaces moleculares y permitir la formación de compuestos orgánicos esenciales, como la glicina y el uracilo. El descubrimiento es revolucionario porque ofrece una nueva perspectiva sobre el origen de la vida. Mientras que los relámpagos convencionales son eventos esporádicos y aleatorios, los microrrelámpagos pueden producirse con mayor frecuencia en ambientes donde hay una alta concentración de gotas de agua cargadas eléctricamente. Esto sugiere que la síntesis de aminoácidos podría haber ocurrido en lagos poco profundos, charcos y otras superficies acuáticas con alta evaporación, en lugar de depender exclusivamente de tormentas eléctricas.

 

Además, el estudio refuerza la teoría de la abiogénesis, la idea de que la vida surgió a partir de materia inorgánica mediante procesos químicos naturales. La astrobióloga Amy J. Williams, profesora de la Universidad de Florida, explicó que cualquier mecanismo que facilite la conversión de nitrógeno en compuestos orgánicos es crucial para comprender el origen de la vida. En este caso, los microrrelámpagos podrían haber actuado como catalizadores energéticos, permitiendo la formación de enlaces entre átomos de carbono y nitrógeno.

 

 

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